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Madurez Espiritual

por T. Austin-Sparks

Capítulo 6 - La Revelación de Jesucristo en el Corazón

Lectura: Gálatas 3; 5:13.

Pablo estaba en constante crecimiento en el conocimiento de Jesucristo, aunque fue un conocimiento completo o revelación lo que le llevó de inmediato a Arabia durante un período prolongado, a fin de que él estuviese ocupado con sus implicaciones, y cuando regresó es muy claro que él había comprendido el significado de esa revelación; él había visto lo que Jesús significaba en el pensamiento de Dios. Una de las cosas que había sucedido fue que, con esa revelación, él había regresado en el tiempo mucho antes de toda la historia del pueblo al cual él pertenecía por nacimiento, mucho antes de la historia judía, justo por encima de su propia relación con el judaísmo, y había visto muy claramente que el Señor Jesús era el centro de todo aquello en el pensamiento de Dios, que Él incorporaba todos los valores espirituales en Su propia persona, y que el judaísmo como un sistema religioso tradicional e histórico, ya no era tenido en cuenta en el pensamiento de Dios, sino que lo que existía en su lugar era Jesucristo en el cielo. Todo lo que el judaísmo significaba, lo que tenía un valor espiritual, se centraba en una persona viva, y ya no se tenía en un sistema, en una tradición, en un orden de cosas exteriores, todo lo cual era sin vida, ineficaz, incapaz de producir satisfacción y realización del anhelo del corazón, la liberación del pecado y tranquilidad de conciencia para siempre. Lo que Pablo había llegado a ver era que todo para lo cual apuntaba el judaísmo, aunque era incapaz de realizar y cumplir, era para ser obtenido, y que él había obtenido todo aquello en la persona vida y resurrecta de Jesucristo.

La Libertad, un Fruto de la Revelación

Esto es sólo una cosa que Pablo vio, pero que tuvo un efecto tremendo sobre él. Se hizo lo que nada más en todo este universo podría haber hecho. Esto absolutamente libertó a Saulo de Tarso, el radical y vehemente judío, de su judaísmo. Esto lo emancipó de todo aquel sistema, como un sistema terrenal, a pesar de que había sido dado por Dios para un propósito. Nada podría haber libertado a Saulo de Tarso de aquello sino solamente una revelación de Jesucristo. Siempre es inútil y peligroso aconsejar a las personas a dejar una cosa hasta que tengan una revelación más completa de aquello, y sólo una revelación logrará la verdadera emancipación. La palabra libertad y términos similares, en esta carta es lo que se entiende por eso. Es la absoluta emancipación de la limitación, de la esclavitud y de la tiranía de un sistema religioso terrenal que constantemente dice: ¡Tú puedes!, y, ¡tú no puedes! ¡Debes hacerlo! y, ¡tú no debes! Puesto bajo el martillo de la ley todo el tiempo. Esta liberación se emancipa completamente de todo eso y lleva a una libertad gloriosa, en la cual tú puedes hacer exactamente lo que quieras, porque tu vida está elevada en los lugares celestiales.

Al decir esto, seamos cuidadosos, porque hay quienes se esconden bajo la gracia, debajo de la emancipación de la ley, para satisfacer los deseos de la carne. Hay muchas personas que sirven a su propio placer en el día del Señor, y argumentan que no están bajo la ley sino bajo la gracia. Tenga cuidado, porque Pablo dice aquí: "Porque vosotros, hermanos, a libertad fuisteis llamados; solamente que no uséis la libertad como ocasión para la carne". Si lo haces, recuerda que estás deshaciendo la obra de la Cruz del Señor Jesús , y estás violando la obra del Espíritu Santo, y no estás en absoluto en el terreno de la gracia, como se indica aquí. Así que no pensemos que porque no estamos bajo la ley del día de reposo, en la que nos está prohibido hacer un montón de cosas que podemos satisfacer los deseos de la carne, porque la diferencia aquí es entre la carne y el Espíritu. No es una nueva servidumbre, sino una nueva libertad, la libertad de un poder de vida totalmente nuevo, de una dirección en la vida.

Pablo dice que su emancipación, el efecto de esa gloriosa liberación, se dio por la revelación interior de Jesucristo. Ahí es donde comenzamos nuestra madurez espiritual. Tenemos que llegar ahí. Ese es el descanso. Las personas que están todavía bajo la ley, a pesar de que la ley sea cristiana, están debajo del: ¡Tú puedes! y, ¡Tú no puedes! Son personas que suelen ser muy limitadas en su capacidad espiritual, en su medida espiritual. Los que realmente han visto por la revelación del Espíritu Santo lo que Jesucristo es, han sido puestos en libertad, y se han puesto en el camino de una gran capacidad de crecimiento espiritual. Ellos están en reposo, y el descanso es un factor básico para el crecimiento espiritual. No hay nada que límite y perjudique más el crecimiento que la falta de reposo. Esa es una ley en el campo físico. Si en el campo físico tú estás sin descanso, entonces tú no logras hacer progresos, no creces, no te desarrollas. Son las personas sin preocupaciones las que llegan a grandes proporciones físicas en el campo natural. Y así ocurre también en el ámbito espiritual, con relación a nuestra vida espiritual, que crece a buen ritmo una vez que hay descanso. La ley es una cosa penosa, una cosa agotadora, una cosa inquietante. Cualquiera que sea la ley, ya sea judía o cristiana, es una cosa irritante decir: ¡Usted debe hacer esto! y, ¡usted no debe hacer aquello! El Señor quiere que seamos despojados de todo eso, y no estar sometidos a ese yugo de la esclavitud en la condición de hijos Suyos, sino que vivamos en el gozo del Señor Jesús. No vamos a hacer menos que eso. No nos vamos a abstener en ese terreno de la ley de muchas cosas que hacemos por compulsión. El asunto de ir a las reuniones del pueblo de Dios nos puede servir como un ejemplo aquí. Tú puedes ir legalmente, o puedes ir en libertad. Tú puedes ir porque las personas esperan que vayas, porque la gente se preguntará si tú no estarás allí, y el Señor se pondrá triste si tú no vas. Ese tipo de restricción es legal, y el Señor, en caso de que no lo sepas, no quiere que se reúnan por tal motivo en absoluto.

Tú no ganarás mucho si lo haces. Todo se convertirá en una gran carga, y tú estarás deseando que no haya tantas reuniones. Sin embargo, si tú estás viviendo en el gozo del Señor Jesús, no te dedicarás a menos reuniones; estarás allí, pero estarás allí en vida, disfrute; estarás allí hasta ganar, para lo mejor. Esa es la libertad.

Yo simplemente lo tomo como un ejemplo, a modo de ilustración. Se aplica a todo lo demás. Si tú realmente estás viviendo en el disfrute del Señor, nadie tendrá que decirte: ¡Tú no debes hacer eso! Si fuesen ellos los que así lo hiciesen, tú les responderías: "Yo no quiero, no tengo ningún interés en eso, tengo algo mejor". La libertad es la trascendencia del Señor Jesús, el espacio infinito al que hemos llegado, el mayor, el celestial, el más glorioso, y estamos fuera de todos los demás.

Esto es exactamente lo que sucedió con Pablo en este gran asunto de la liberación del judaísmo. Él vio lo que aquellos judaizantes estaban haciendo, que aquellos que habían sido llevados a Cristo a través de su instrumentalidad, estaban simplemente siendo sacados de ese reino glorioso de la libertad y la plenitud en Cristo, llevados nuevamente a la antigua base legalista, que los judaizantes estaban destruyendo toda la obra que Cristo había hecho para la emancipación de ellos. Ellos, en verdad, estaban colocando a Cristo a un lado. Así Pablo trae a Cristo de nuevo a la vista, y hace de eso el asunto –y esto es una cosa tremenda, es la vieja cuestión, es el tema de siempre– Cristo o la ley, Cristo o el judaísmo, Cristo o simplemente la religión tradicional, la religión histórica, la Persona viva o el sistema.

Ahora, él dice: yo fui liberado de toda esta carga, y nada más que la revelación de Jesucristo me ha hecho libre. Él continúa en esta carta hablando de su vida en la religión de los judíos. El encerado celo por encima de los de su misma edad, superior al más celoso. Él era un devoto del judaísmo, y no medía esfuerzos con relación a este sistema de cosas. Nada lo habría cambiado, pero él vio a Jesucristo. Dios reveló a Su Hijo en él, y eso llegó a acontecer.

Puede no ser aplicable a muchos de nosotros, pero es el principio lo que quiero que tú reconozcas. Puede que no necesites ser emancipado de algo como el judaísmo o el legalismo, pero el principio es este, que para todo incremento, progreso, ampliación, crecimiento, madurez, es esencial que haya en el corazón una continua revelación de Jesucristo, y tú y yo nunca llegaremos al final de esta revelación. Es posible para algunos de nosotros decir con verdad que este año hemos visto más del significado del Señor Jesús, que en todos los años anteriores de nuestras vidas. ¿Puedes tú decir eso? Es lo más bendito y lo más maravilloso ser capaz de reconocer que hay una creciente revelación de Jesucristo en el interior; tú ves más y más lo que eso significa desde el punto de vista de Dios, y como resultado de eso, se llega a este aumento del Señor Jesús, este aumento del cual esta carta se mueve hacia su fin, el fruto del Espíritu, el amor. Un aumento de la revelación de Jesucristo en el corazón es un aumento del amor del Señor Jesús, el fruto del Espíritu. Tú eres consciente de que tu corazón está llegando más y más bajo la presión de Su amor, y que tu falta de amor da lugar al amor de Cristo. Hay más alegría en el Señor Jesús, hoy más que nunca, porque tú estás viendo más de lo que Él es. Es algo práctico. Esto es crecimiento espiritual: "Agradó a Dios... revelar a Su Hijo en mí".

La Relación entre la Revelación y la Apostasía

Vamos a poner el énfasis en ese principio en la medida como proseguimos, la necesidad de que cada uno de nosotros debe tener una revelación personal e individual del Cristo vivo por la acción del Espíritu Santo en nuestros corazones. Si no tenemos eso, entonces seremos una presa para cualquier otra cosa que se presente. Estos Gálatas fueron víctimas de los judaizantes, y yo veo a tantas personas del Señor que han sido víctimas de una doctrina, de alguna teoría, de algo que es totalmente una actividad secundaria, periférica. Ya sea verdad o no, no es el punto; el caso es que las personas se dejan llevar por el universalismo, por ejemplo, el israelismo británico, y son absorbidas por estas cosas. En algunas de estas corrientes no hay verdad en absoluto; en la mayoría hay verdad suficiente como para hacer de ellas un engaño positivo. Pero aun suponiendo que ellos estaban del todo correctos, el punto es: ¿Están tales personas conduciéndonos directamente al propósito de Dios, o simplemente nos están desviando para mantenernos lejos de alcanzar ese propósito? Estos gálatas se convirtieron en presos de teorías, de enseñanzas, y no estaban caminando en la dirección del propósito de Dios.

Una respuesta que es generalmente aceptada es que ellos descendieron a una condición espiritual baja. No había una continuidad interior, una revelación viva del Señor Jesús. Ellos habían comprendido el cristianismo en sus comienzos, pero Cristo no fue formado en ellos en este sentido de tomar forma, y porque ellos estaban en tal posición, con Cristo no formado, no tomando forma clara, no claramente definido y comprendido en el Espíritu, estas otras cosas vinieron y los capturaron, fueron desviados, y ahora ahí están estrechados en su poco interés, y tú no los puedes tocar. Aquello era todo para ellos, y esto los tenía desviados del pleno propósito de Dios.

La Revelación debe ser Continua y Progresiva

Es muy importante el hecho de que debería haber esta continua, viva revelación de Cristo en el corazón, si queremos alcanzar el pleno propósito de Dios.

Pablo alcanzó esta revelación justo al comienzo. Fue una revelación inicial, pero también fue una revelación directriz y continua. Fue la base de la dirección de su vida. "Cuando agradó a Dios... revelar a su Hijo en mí ... no consulté en seguida con carne y sangre, ni subí a Jerusalén a los que eran apóstoles antes que yo..." ¿Por qué él no lo hizo? Si él hubiese aceptado un sistema de enseñanza, él hubiera ido a discutirlo con otras personas que estaban interesadas, y que estaban en aquel sistema de enseñanza, a fin de verificar si ellos habían comprendido correctamente. Él hubiera tenido que comparar sus notas y haber dicho: "Ahora, miren aquí, he aceptado esta enseñanza, ustedes están interesados en esto, y quiero saber si tengo razón en mi comprensión de esta enseñanza. ¿Es esto lo que significa? Esto sería consultar carne y sangre. Él habría consultado a las autoridades en la materia en su propia sede. Pero no, "no consulté en seguida con carne y sangre, ni subí a Jerusalén a los que eran apóstoles antes que yo..." Si usted prosigue leyendo esta carta, encontrará que éste es un movimiento que no es un tipo equivocado de independencia, sino que es el movimiento real de un conocimiento personal del Señor Jesús. Esto es determinante a lo largo de toda su vida. Él habla de crecer en la revelación de Jesucristo, una revelación de Jesucristo fue dada para dirigir sus movimientos. Observa que no fue una revelación que tuvo la forma de un dictado: Pablo, ve aquí, ve allá, anda a otro sitio. Fue una revelación de una Persona.

Tú puedes encontrar dificultad para comprender esto, pero si el Señor abriere nuestro entendimiento acerca de esta cuestión, podremos ver que todos los movimientos del Espíritu de Dios están de alguna manera vinculados a la persona del Señor Jesús. Son de alguna manera una expresión de Cristo. Él continúa su obra, y su enseñanza, Él prosigue con su obra hasta el final de la dispensación. Él no ha abandonado el campo, no abandonó la escena de las actividades para retirarse, dejando que nosotros prosiguiésemos adelante; Él continúa. Él es el jefe de los obreros, la persona que tiene todo en sus manos. Pero lo que Él tiene en Sus manos no es un montón de cosas que está haciendo, sino que es de alguna manera una expresión de Sí mismo. El Señor Jesús se está colocando a Sí mismo en las cosas, y las está ordenando con relación a Sí mismo. Tú ves el propósito de Dios, y descubres que Jesucristo debe ser universalmente expresado de una manera espiritual. Lo que Él en algún momento futuro irá a cubrir todo este universo, y tú necesitas conocer lo que es el Señor Jesús a fin de que tu vida sea dirigida. Tú necesitas ser gobernado, regido, por lo que Él es, tú necesitas de una revelación de Dios.

Podemos tomar una ilustración tomada del tabernáculo en el desierto. Aquel tabernáculo es una expresión de gran amplitud del tipo de la persona de Jesucristo, y si lo miramos desde cualquier ángulo, ya sea de su constitución o de su funcionamiento, vemos algo de nuestro Señor Jesucristo. Si nos fijamos en un alfiler del tabernáculo, veremos algo de él expresado. De modo que el tabernáculo se convierte en un gran sistema espiritual, y Cristo es eso. Cristo no es sólo una persona, Cristo es, en efecto, en la manifestación exterior, un gran sistema espiritual y celestial. Cuando llegamos a Cristo, entramos en un orden celestial. Eso no es un manual de instrucciones, sino una persona viva. Si el Espíritu Santo tiene control sobre ti o sobre mí, de modo que nos movamos y avancemos por el Espíritu Santo, todos nuestros movimientos, por una parte, de algún modo serán una expresión de Cristo, y, por otro lado, un poner las cosas con relación a Cristo, de modo que Cristo se haga prominente en ellas. La cuestión no es: ¿debo ir aquí? ¿Voy a ir allí? ¿Debo hacer esto, o debo hacer aquello? La cuestión es: ¿Irá Cristo de alguna forma a expresarse a Sí mismo? ¿Irá Él a manifestarse allí? ¿Se va a manifestarse allí? Entonces yo voy con Él para ser su instrumento, su vaso. Se trata de la persona, no de un montón de cosas por hacer.

Eso es una cosa muy difícil de explicar, pero Pablo tiene claro que su vida estaba regida por la revelación de Jesucristo. Él se levantaba por revelación de Jesucristo. Él reconocía en el espíritu que Cristo se estaba moviendo en una dirección determinada, hacia un propósito determinado. Esto era revelado a él, y así se movía por el Espíritu, porque esto era una cuestión del mover de Cristo. Así es como la vida debe ser regida. Nuestra oración no debe ser, Señor, voy a hacer esto, y voy a hacer lo otro? ¿Voy a ir aquí, o voy a ir allí? Nuestra oración debe ser: Señor, ¿Tú irás allá? ¿Vas Tú a hacer esto o aquello? ¿Me quieres para tu propósito aquí y allá? Todo está relacionado con una persona viva. De lo contrario, tú estarás construyendo un gran sistema de actividades que nos decimos que son para Cristo, en lugar de que sea la directa y pura obra de Cristo. Hay un valor y significado real en esto. Es un factor determinante. Lo que fue inicial en la vida del apóstol también fue continuo, es decir, toda su vida de principio a fin fue regida por una revelación de Jesucristo.

Una Posición de Completa Dependencia

Todo esto se refiere a lo siguiente: lo que Cristo se había convertido para él. No era una nueva religión, y no era una obra de nueva vida. No era una nueva misión sobre la tierra. Si tú aún no has llegado a esta posición, si tú continúas con el Señor el tiempo suficiente, llegado al lugar donde no quieres más ninguna misión de vida o obra, o cualquiera otra comisión, llegarás al lugar de absoluta debilidad, dependencia e indefensión, de auto-vacío, que tu actitud será: Oh Señor, sálvame de intentar nunca nada, a menos que Tú seas quien lo vayas a hacer. Señor, si Tú no fueres a esto, entonces, por misericordia, líbrame de meter mi mano en esto. Pablo no se lanzaba a alguna iniciativa nueva, Pablo estaba ligado a la persona de Jesucristo, y dijo: "que la vida que ahora vivo en la carne, la vivo en la fe del Hijo de Dios..." Cristo y su vida impulsaban al apóstol. Es la misión de Cristo, el propósito de Cristo, no de Pablo. Es lo que el Señor está haciendo, y no lo que Pablo está haciendo para el Señor. Esto es lo que significa; Cristo llega a ser todo. De modo que por esto no podemos vivir separados de Cristo, no tenemos fuerza, ni sabiduría, ni conocimiento, no tenemos nada, ni siquiera la capacidad para vivir fuera de Cristo; no podemos hablar de capacidad de hacer; todas las energías y recursos naturales fueron reducidos por el acto soberano del Señor, de modo que han dejado de ser yo, sino Cristo, quien vive y actúa.

Esto representa una posición que es dolorosa para nosotros, naturalmente, muy doloroso. Aunque a veces podamos llegar a un lugar donde le decimos al Señor: "Bueno, Señor, estamos dispuestos a tener enfermedad y debilidad y sufrimiento, si sólo esto hiciere redundar en tu poder", decimos, al mismo tiempo, "Si fuere posible, líbranos de nuestras enfermedades". Siempre hay un soborno en ese enunciado. Aquí está el hombre que estamos tomando como una representación personal de la verdad que se produjo a través de él. Si alguna vez hubo un hombre que permaneció en la luz del pleno propósito de Dios en esta dispensación fue el apóstol Pablo. Él está aquí y habla mucho acerca de su enfermedad, la debilidad que se encontraba en su carne. Él cuenta que los gálatas no lo despreciaron por causa de su debilidad y fragilidad de su carne, no, que ellos se hubiesen arrancado sus propios ojos para dárselos a él, en caso de que pudiesen hacerlo; lo que muestra que ese tipo de enfermedad era algo que le hizo despreciable. Creo que hay una gran semejanza entre esta declaración y aquella de 2 Corintios 12: "Me fue dado un aguijón en mi carne, un mensajero de Satanás que me abofetee ..." (V. 7). Él dice que aquello le fue dado para que no se exaltase por encima de la medida. Aquí hay una declaración de que los gálatas no lo despreciaron por causa de esta enfermedad, de este juicio, de esta tentación que estaba en su carne. Al final de su carta decía: "Mirad con cuán grandes letras os escribo de mi propia mano". Ahora todo esto es el trasfondo humano de esta obra de llevar a los santos hacia la madurez.

Madurez exige que no haya nunca una disminución del elemento humano, del elemento natural de la carne, de nuestra propia fuerza, de nuestra propia sabiduría, de nuestra propia competencia, nuestra propia confianza. Tenemos que ser humillados, de modo que clamemos a Dios: "No nos permitas ser introducidos en las cosas a menos que Tú las estés haciendo". Cuando tú llegas allí, te encuentras en el camino de ser un instrumento para la madurez de los santos. Es cierto que cuanto más haya de nosotros, menos habrá de Cristo a través de nosotros a los demás, y cuanto menos posibilidades haya de nosotros, más podrá haber de Cristo a través de nosotros para otras personas. Este es el camino de la madurez. Eso es lo que se entiende por revelación de Jesucristo.

¿Cuál es la naturaleza de nuestra revelación de Jesucristo? Hemos hallado que Él es nuestra fuerza en la debilidad; hemos descubierto que Él es nuestra vida en la muerte; hemos encontrado que Él es nuestra sabiduría en la dificultad, en el problema, en la derrota mental; hemos encontrado que Él es nuestro descanso en los problemas, nuestro gozo en la tristeza. Lo hemos encontrado. Es la revelación de Jesucristo en nosotros por el Espíritu Santo. Este es el camino del crecimiento. Este es el camino de un ministerio de crecimiento. Esta es la emancipación, esta es la libertad, esta es la vida de unión con la Persona viva por la revelación del Espíritu Santo. Pablo muestra que hay muchas otras cosas que resultan de esta revelación. Hay una liberación de la carne a lo largo de esta línea. ¿Te acuerdas de que él clamó, como está registrado al final del capítulo 7 de su carta a los Romanos: "¡Miserable de mí! ¿quién me librará de este cuerpo de muerte?" La liberación es a través de nuestro Señor Jesucristo: "Gracias doy a Dios, por Jesucristo Señor nuestro". Ahora, Pablo dice a los Gálatas: "Los que son de Cristo han crucificado la carne con sus pasiones y deseos", son liberados de la carne por la revelación de Jesucristo. "Gracias doy a Dios...", veo que la forma de salir es a través de Jesucristo. Él coloca esto en contraste con la ley. ¿Cómo podían ellos, en virtud de la ley, esperar obtener la liberación de la carne? Por medio de todo tipo de ritos y ceremonias, formas y prácticas religiosas, celebraciones, por medio del "tú serás", y "tú no", y esto nunca funcionaba. Cuando el Espíritu Santo nos revela al Señor Jesús entonces ocurre esta liberación. No hay crecimiento espiritual y plenitud hasta que haya liberación de la esclavitud y de la tiranía de la carne.

Ahora, esto requiere mucho más tiempo del que podemos disponer por el momento, aunque frecuentemente hemos dicho que, si realmente avistamos al Señor Jesús, Aquel en quien toda la cuestión del pecado fue combatida y finalmente derrotada, y el poder de la carne fue totalmente vencido por el poder del Espíritu, y lo vemos, porque el triunfo pleno y completo que tuvo lugar en Él sobre la carne por el Espíritu, a la diestra de Dios, hay una virtud en que está allá para nosotros como la victoria sobre la carne. Nos reunimos alrededor de la mesa del Señor, y comemos y bebemos de los símbolos de su Cuerpo y de su Sangre. ¿Qué significa esto? Es un acto de fe que lo tomamos a Él para que sea nuestra vida aquí abajo. Esta sangre es la vida incorruptible del Señor Jesús, sin pecado, inmortal. Esto es para mí aquí ahora hasta que termine mi obra, para mantenerme en medio de estas condiciones. Hay un Dios vivo para ministrarme, para mantener contra el funcionamiento de enfermedad hasta que Dios haya terminado con el vaso. Hay algo en Jesucristo para nuestra salvación ahora de toda la obra de la vieja creación.

Oremos sobre la base de su victoriosa humanidad, y vamos a vivir sobre la base de su humanidad victoriosa, Él está ahí para nosotros. Toda la virtud de lo que es en gloria será ministrada a nosotros por el Espíritu Santo ahora. Por la revelación de Jesucristo, somos libres de la ley, de la carne, sí, de todas las cosas. Si tú no entiendes esto, sin embargo, es importante y valioso. Pídele al Señor que así lo haga para Su gloria.

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