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La Gloria de Dios

por T. Austin-Sparks

Capítulo 3 - El Padre de la Gloria... El Señor de la Gloria... El Espíritu de la Gloria

Persiguiendo el material que ha estado delante de nosotros, quiero traer a vuestra memoria tres fragmentos de la Palabra:

"Por esta causa también yo, habiendo oído de vuestra fe en el Señor Jesús, y de vuestro amor para con todos los santos, no ceso de dar gracias por vosotros, haciendo memoria de vosotros en mis oraciones, para que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de gloria, os dé espíritu de sabiduría y de revelación en el conocimiento de él" (Efesios 1:15-17).

"Amados, no os sorprendáis del fuego de prueba que os ha sobrevenido, como si alguna cosa extraña os aconteciese, sino gozaos por cuanto sois participantes de los padecimientos de Cristo, para que también en la revelación de su gloria os gocéis con gran alegría. Si sois vituperados por el nombre de Cristo, sois bienaventurados, porque el glorioso Espíritu de Dios reposa sobre vosotros. Ciertamente, de parte de ellos, él es blasfemado, pero por vosotros es glorificado" (1 Pedro 4:12-14).

Me permito recordarles que hemos estado ocupados con la verdad de que el fin de todas las obras de Dios es la gloria. Hemos definido la gloria como la expresión de satisfacción plena y definitiva de Dios, Dios dando de Sí mismo Su placer, Su alegría, y, como un contagio del cielo, aquellos que están dentro de Su alcance, son muy conscientes de que Él está contento y satisfecho. En un lugar Él es llamado "el Dios bendito" (1 Timoteo 1:11), pero el original dice: "el Dios feliz". Tú sabes que si entras en la presencia de personas que están muy contentas, te verás afectado y contagiado por su felicidad. Es posible que estemos entre personas que se ríen de todo corazón, y comenzamos a reír también, incluso sin saber de lo que se están riendo. El ambiente ejerce influencia en ti. Ahora bien, si Dios está feliz, satisfecho, agradado y muy contento, y entras en contacto de Él, tú recibes algo de Él, y sientes esa felicidad. Ese es exactamente el significado de la gloria; Dios está completamente satisfecho con una situación, o con una vida, o con una persona; y si tú puedes ser esa persona, tú simplemente recibes de Él algo de Su alegría y satisfacción. Es una sensación gloriosa de satisfacción, de contentamiento, de felicidad.

De modo que el fin de todo aquello que es realmente de Dios es este maravilloso poder de Su propio placer personal. Creo que no hay nada en todo el universo tan bendecido como el tener la sensación de que el Señor está complacido. Debe haber sido un gran día para Abraham, un maravilloso e inefable día, cuando Dios lo llamó su amigo; y para Daniel, también, cuando el mensajero de Dios le dijo: "¡Oh Daniel, varón muy amado!". ¿Qué quieres tú más que eso de Dios? Eso es la gloria, ¿no? Pues bien, Dios está trabajando en esa dirección en todas sus obras en el universo, en la creación y en los redimidos.

Tú te habrás dado cuenta en los tres pasajes que hemos leído, que el Dios uno y trino, las tres Personas de la Trinidad, están personalmente relacionadas con la gloria. En primer lugar, el Padre de gloria; en segundo lugar, el Señor Jesús, el Señor de la gloria, y en tercer lugar, el Espíritu Santo, el Espíritu de la gloria. Cada miembro de la Trinidad asume el carácter de esa palabra “gloria”, y cada Persona de la Trinidad está sumamente interesada por la gloria. Esto abre una puerta muy grande, pero no voy a ir muy lejos por esa puerta por el momento. Sólo me limitaré a mencionar lo que puedes ir viendo a través de la Biblia, cómo Dios, como Padre, la primera Persona de la Trinidad, está siempre interesado en la gloria; cómo el Señor Jesús, la segunda Persona de la Trinidad, siempre está trabajando en la línea de la gloria, y luego cómo el Espíritu Santo a lo largo de todo el camino hacia la gloria está en funcionamiento, siendo la gloria como la preocupación que rige. Dejo esto aquí, porque esta es una larga, muy larga línea de revelación muy bendecida. El punto para mí ahora mismo es que la Divinidad está unida, es una en esto. Las tres Personas están unidas respecto de la gloria, y el interés de los tres es sólo un único interés. Como ya hemos dicho, esta es Su prioridad. De modo que la prioridad del Dios trino es la gloria.

Todo lo que voy a hacer ahora, es decir, una pequeña palabra sobre cada una de estas designaciones –el Padre de la gloria, el Señor de la gloria y el Espíritu de gloria– y que el Señor nos dé algo en el corazón a partir de nuestra breve meditación.

EL PADRE DE LA GLORIA

¿Qué significa eso? Bueno, eso significa que Dios es la fuente de la gloria, y esta gloria emana de Él. El principio de la paternidad es que el Padre es la fuente, el principio y el proyector, de modo que todo lo que realmente emana de Dios, como su propio objetivo y destino, es la gloria. Ahora somos hijos de Dios, y el objetivo y propósito en Su mente para nosotros como Sus hijos, es que podamos llegar a la gloria, es decir, que al final podamos ser llevados a esa posición. ¡Oh, maravilloso pensamiento! !Es demasiado maravilloso para captar! Dios dice: "Estoy muy satisfecho y contenido". ¿Puedes tú imaginar a Dios diciendo eso de ti? ¿Puedes creer que el Dios todopoderoso, eterno, perfecto, santo, Dios grande, pueda mirar hacia nosotros y decir: “Estoy muy contento. Entra en el gozo de tu Señor, en la satisfacción de mi corazón de Padre”? Es demasiado para nosotros comprender esto en este momento, ¿no? Pero este es el significado de Su paternidad. Él nos ha engendrado, nos ha traido a ser como Sus hijos, es responsable de que hayamos venido a ser como Sus hijos, ha asumido la responsabilidad por nosotros como Sus hijos, y todo con esta única finalidad de llevarnos a lo largo de la línea, en el camino, para el propósito que es el de entrar en esa conciencia indescriptible de que Él no tiene nada absolutamente en contra de nosotros, sino que está satisfecho al máximo.

Todo lo que procede de Dios, se trate de Sus hijos o de Su creación, aparece destinado para la gloria de Su entera satisfacción. Las cosas son así hasta el final de la Biblia. Hay un estado de gloria, una condición gloriosa, que significa salida, emanación de la propia y perfecta satisfacción de Dios. Pablo lo expresa de esta manera: "también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo" (Romanos 8:29). ¿Qué significa eso? ¡Su Hijo! "Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia" (Mateo 3:17). Y seremos conformados a eso. Estamos heredando la propia actitud de Dios hacia Su Hijo; entrando en esa posición y condición que ocupa Su Hijo de la satisfacción perfecta del Padre.

Como lo puedes ver, Su Padre ha tratado con nosotros usando los mismos procedimientos. "Hijo mío, no menosprecies la disciplina del Señor, ni desmayes cuando eres reprendido por él; 6Porque el Señor al que ama, disciplina, y azota a todo el que recibe por hijo" (Hebreos 12:5,6). ¿Cuál es el objetivo de esta corrección? "Es verdad que ninguna disciplina al presente parece ser causa de gozo, sino de tristeza; pero después da fruto apacible de justicia a los que en ella han sido ejercitados" (Hebreos 12:11). ¿Qué es justicia? Es aquella completa paz en el corazón en la que el sentido justicia de Dios es satisfecho.

EL SEÑOR DE LA GLORIA

"Nuestro glorioso Señor Jesucristo", es como Santiago llama al Señor; y es algo maravilloso que Santiago, Su propio hermano en la carne, llegara a decir eso de Él. Hubo un tiempo en el que Santiago no creía en el Señor Jesús. "Porque ni aun sus hermanos creían en él" (Juan 7:5), era lo que se había dicho sobre Santiago anteriormente. Por supuesto, tenemos una idea bastante perspicaz de por qué había ocurrido eso. En aquellos primeros días, Santiago y los otros hermanos de Jesús eran un poco mundanos, y sólo tenían ojos para los negocios, el éxito, la aceptación popular, y en particular su deseo de estar bien con las autoridades. Esto es lo mundano, ¿no? Es el espíritu del mundo de querer quedar bien con las autoridades. Este Hermano mayor de ellos estaba tomando una dirección tal, que Él estaba en problemas con relación a las personas que tenían poder para quitarle todo a Él, y lo que pertenecía a Su familia; y eso significaba que ellos tendrían que sufrir debido a que Jesús había decidido tomar ese rumbo. Bueno, vamos a para esto aquí, pero pienso que es un juicio recto lo de esa declaración: "Porque ni aun sus hermanos creían en él". Ellos no podían aceptar el camino que Él estaba tomando, pues eso no iba a traer popularidad.

Ahora, muchos años después, aquí está el hermano de Jesús, llamándolo "nuestro glorioso Señor Jesucristo". Algo ha tenido que haber sucedido. Santiago dice que Su propio Hermano es "el glorioso Señor". Una vez él no creía en Jesús, pero ahora le llama "nuestro glorioso Señor". Esto es realmente algo maravilloso. Pero, ¿qué quería decir? ¿Qué quiere decir al llamarlo "glorioso Señor"?

Bueno, como ya lo sabes, si alguien es un señor, lo tiene todo bajo su control. Si tú pudieses ser un «señor», entonces las cosas estarían bajo tu control y en tu poder. Tú decidirías cómo deben ser las cosas. Sí, tú eres el Señor en esta situación y, de hecho, en todas las situaciones. Jesús es el Señor, y como Señor de la gloria, Él está en una posición de dominio.

Pedro, que en un momento negó al Señor con vehemencia, más tarde llegó a decir: "Él es el Señor de todos" (Hechos 10:36). Algo grande había ocurrido en Pedro, también, así como en Santiago. De hecho, eso había ocurrido en todos ellos, porque todos le llamaban "Señor". Por el propio contexto de las palabras de Pedro, sabemos que él estaba en ese momento teniendo que reconocer el dominio absoluto del Señor Jesús. Pedro estaba en cierta forma esgrimiendo argumentos. Fue muy extraño que él haya estado argumentando con el Señor Jesús en ese momento "Señor, no; porque ninguna cosa común o inmunda he comido jamás"; pero tuvo que sucumbir ante el dominio del Señor Jesús; y entonces él lo hizo. Más tarde él dijo: «Él es el Señor de todos», lo cual significa que Él estaba al mando tanto de Pedro como de cada situación, y, estando al mando, esta situación iba a moverse hasta el final hacia lo que Él pretendía. Así que, cuando Santiago dice "el Señor de gloria", significa que el Señor Jesús está sobre el dominio de todo para hacer que eso resulte en gloria.

Sólo tienes que leer el libro de los Hechos de los Apóstoles, como se le llama, y a medida que vayas avanzando, podrás ver al Señor de la gloria controlando las situaciones. Sí, fase tras fase y etapa tras etapa. Sólo tenemos que plantear uno o dos ejemplos.

Pedro está en la cárcel, con los pies en el cepo y cuatro guarniciones de soldados para resguardarlo, y las puertas interiores y exteriores de la prisión herméticamente cerradas. Herodes estaba muy seguro de que ese hombre no se iba a escapar. Esta propuesta se ve un poco difícil, ¿no? Dudo de que hubiese sido posible para cualquier hombre el liberar a Pedro esa noche. En cualquier caso, todas las fuerzas de este mundo estaban determinadas en el sentido de que él no pudiese escapar. Él es el hombre clave, el hombre estratégico en este nuevo movimiento, por lo que debe mantenerse seguro. Muy bien, hagan todo lo posible y todo lo que consideren necesario. Tomen todas las precauciones, todas las medidas, para que todo esté seguro. Pero el Señor de la gloria tiene otros caminos, por lo que un ángel viene y toca a Pedro, que estaba dormido.

Es más que maravilloso cuando el Señor de la gloria está a cargo de la situación, pues tú puedes ir a dormir, incluso en situaciones tales en que tú estás destinado para ser ejecutado al día siguiente. Estás en una celda de los condenados, y tú sabes que mañana tendrás el mismo destino que Santiago, y serás ejecutado; pero puedes irte a dormir durante toda la noche. Bien, se necesita al Señor de la gloria para poder hacer eso, de modo que puedas decir: "El Señor tiene todo esto en Su mano, así que me voy a dormir”.

Recuerdo a un hombre que estaba en el oeste salvaje en los días de antaño. Él estaba de viaje y llegó a una cabaña que estaba en un lugar peligroso, donde los osos merodeaban alrededor. Este hombre estaba muy cansado después de viajar todo el día, pero se encontró con que no podía entrar en la choza. Sólo podía descansar bajo el toldo exterior, de modo que él descansó allí. Él pertenecía al Señor, y antes de recostar su cabeza, leyó un salmo: "He aquí no se adormecerá ni dormirá el que guarda a Israel". Él dijo: “Bueno, Señor, no sirve de nada que los dos nos mantengamos despiertos. Si Tú dices que te mantienes despierto toda la noche, yo me voy a dormir". Y así él se fue a dormir y tuvo una buena noche. Eso es confiar en el Señor.

Pedro se fue a dormir y el ángel le despertó, le quitó las cadenas y grilletes, y le dijo: "Levántate y sígueme". A continuación, dejaron los guardias, las celdas y las cadenas, y salieron por la primera puerta, y luego a través de la siguiente, hasta que llegaron a la puerta exterior, que se abrió por sí misma, y Pedro fue sacado a la libertad. Esta circunstancia, aparentemente tan adversa e imposible, estaba en manos del Señor de la gloria. ¿Y qué dice acerca de la gloria? Tenemos las cartas de Pedro, escritas años después, y son cartas maravillosas, ¿no? La suya fue una vida maravillosa, y mucha riqueza nos ha llegado a nosotros a través del ministerio de Pedro en estas Cartas. Sí, hubo gloria, y Jesús es el Señor de la gloria.

Un ejemplo más tomado de ese libro de los Hechos. Estamos en Filipos. Pablo y Silas han llegado, porque el Señor les ha enviado allí. "Y atravesando Frigia y la provincia de Galacia, les fue prohibido por el Espíritu Santo hablar la palabra en Asia; y cuando llegaron a Misia, intentaron ir a Bitinia, pero el Espíritu Santo no se lo permitió". Entonces se preguntaban qué significaba todo aquello. ¿Por qué no se nos permite ir por este camino, o qué ocurre? Pablo, en una visión, vio a un hombre de Macedonia y le oyó decir: «¡Ven a Macedonia y ayúdanos!". Dice Lucas: "Cuando vimos la visión, enseguida procuramos partir para Macedonia, dando por cierto que Dios nos llamaba para que les anunciásemos el evangelio" (Hechos 16:10); entonces ellos navegaron y llegaron a Filipos, muy seguros de que el Señor les había enviado allí; y lo siguiente que supieron fue que estaban en un calabozo con los pies amarrados y con la espalda sangrando después de haberles azotado mucho.

Ahora, ¿qué dices tú sobre esto? ¿Qué hubieras podido hacer al respecto? Esto parece una absoluta contradicción, y que un gran error se ha cometido. ¿Están diciendo ellos: «Hemos entrado en confusión con relación a nuestra orientación. Aquí debe haber un error»? ¡No! Ni un poquito. En aquella condición ellos están cantando y alabando a Dios al filo de la medianoche. El Señor de la gloria tiene la situación en Sus manos, y esto es probado antes de la mañana. Ocurre un terremoto, los prisioneros son liberados, el carcelero y su casa salvos y bautizados, y fue establecida la Iglesia de Filipos. El carcelero y su familia estaban entre los primeros miembros, y no creo que los miembros de su familia eran niños. Dice: "Y le hablaron la palabra del Señor a él y a todos los que estaban en su casa"; y tú no sientas a un pequeño e inocente bebé en una silla y le predicas el evangelio a él, o le enseñas las cosas de Cristo. Se trataba de personas inteligentes y suficientemente adultas como para comprender la enseñanza y la predicación de Pablo, y de aceptarla, de modo que fueran bautizados como personas responsables.

Ellos estaban entre los primeros miembros de esa iglesia, y tenemos esta hermosa carta de la prisión de Pablo, escrita años después, cuando él estaba en Roma. No iríamos a sacrificar esta carta a los Filipenses por nada, ¿verdad? Ella es muy preciosa. Ahí está el Señor de la gloria, como lo puedes ver. Es el libro de los Hechos del Espíritu Santo, los actos del Señor de la gloria, porque Él está al mando de todo. Me gustaría que siempre pudiésemos creer eso cuando estemos en las cárceles, atados, con todas las cosas en contra de nosotros, y estemos atravesando por un momento difícil. Si siempre pudiéramos decir simplemente: "El Señor es el Señor de la gloria. Él tiene el control de esto, y al final va a ser la gloria”. Bueno, esto funciona de esa manera, aunque Él tenga que decirnos después: "¡Oh hombres de poca fe! ¿Por qué dudasteis?" A pesar de eso, en la prueba, a veces sentimos que no hay nada de gloria en esa situación, o en nuestra condición, al final Él es fiel, y descubrimos que la gloria es el fin de los extraños caminos del Señor. Él es el Señor de la gloria, lo que significa que Él controla todo con miras a la gloria.

EL ESPÍRITU DE GLORIA

Pedro llama al Espíritu Santo "el Espíritu de gloria". Ahora, el contexto es necesario como fondo de ese título del Espíritu Santo. Si tú lees esta primera carta de Pedro, podrás ver que, en gran medida, trata de los sufrimientos del pueblo del Señor para quienes está escribiendo. Dice que está escribiendo "a los elegidos por Dios que viven como extranjeros en las provincias de Ponto, Galacia, Capadocia, Asia y Bitinia. Dios Padre los conocía y los eligió desde hace mucho tiempo". Entonces él abre este asunto de los sufrimientos de estas personas: "Amados, no os sorprendáis del fuego de prueba que os ha sobrevenido, como si alguna cosa extraña os aconteciese".

Hay mucho acerca de los sufrimientos del pueblo de Dios en esta Carta de Pedro, y cuando él ha mencionado los sufrimientos, hay dos cosas que él asocia con ellos: la gracia, y luego la gloria; la gracia da como resultado la gloria. Es muy útil notar cómo Pedro habla de la gracia, pero, lamentablemente, en nuestra traducción hay lugares donde se cambia la palabra y es usada la palabra "aprobado”. En el capítulo 2:19,20, leemos: "19Porque esto merece aprobación, si alguno a causa de la conciencia delante de Dios, sufre molestias padeciendo injustamente. 20Pues ¿qué gloria es, si pecando sois abofeteados, y lo soportáis? Mas si haciendo lo bueno sufrís, y lo soportáis, esto ciertamente es aprobado delante de Dios". Sin embargo, colocando esto correctamente, tenemos algo muy rico: "Porque esto es gracia, que alguien, por causa de la conciencia para con Dios, sufra agravios, padeciendo injustamente. Porque. ¿qué gloria será esa si, pecando, sois abofeteados y sufrís? Pero si, haciendo el bien, sois afligidos y sufrís por ello, lo soportáis con paciencia, esto es agradable a Dios". Es gracia, y entonces viene la gloria.

En la primera carta de Pedro 5:10, dice: "Mas el Dios de toda gracia, que nos llamó a su gloria eterna en Jesucristo, después que hayáis padecido un poco de tiempo, él mismo os perfeccione, afirme, fortalezca y establezca". A través del sufrimiento de este poco tiempo habrá gracia suficiente para hacernos triunfantes. La gracia es triunfante en el sufrimiento; y eso significa gloria.

A veces cantamos:

“Jesús, tu vida es mía,
Tú habitas eternamente en mí;
Y me dejas ver que nada puede desligar tu vida de la mía.
Tu máximo don, oh Señor, Ahora, en tu palabra yo aclamo,
A través de tu amado nombre,
Y entono el acorde de éxtasis de la alabanza vertida”.

¡Esto venía de la cama de un enfermo! Es algo, ¿no? Bueno, eso es lo que Pedro está hablando: el sufrimiento, la prueba de fuego, y luego dice: "En esto la gracia significa gloria". El Espíritu de gloria.

¡El Señor nos ayude! Podemos decir estas cosas, y lo digo con dumo cuidado, con cautela, ya que podemos ser puestos a prueba en las cosas que decimos. El Espíritu de gloria puede apoderarse de las cosas que nos pueden destruir, y podría ser nuestra perdición si tuviéramos la reacción errada hacia esto, y a su vez ser transformadas en gloria. Este sufrimiento, esta reacción, esta prueba puede significar la gloria. Pablo dijo: "Y para que la grandeza de las revelaciones no me exaltase desmedidamente, me fue dado un aguijón en mi carne, un mensajero de Satanás que me abofetee, para que no me enaltezca sobremanera; respecto a lo cual tres veces he rogado al Señor, que lo quite de mí" (y cuando Pablo buscó, el Señor le dijo: tú puedes hacer eso, él lo hizo muy bien, y cuando lo hizo tres veces, puedes estar seguro de que Pablo se puso de acuerdo con eso). "Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo. Por lo cual, por amor a Cristo me gozo en las debilidades, en afrentas, en necesidades, en persecuciones, en angustias; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte" (2 Corintios 12:7-10).

El Espíritu de gloria puede apoderarse de nuestras pruebas, y así lo hará, si confiamos en Él, y transformará en gloria las cosas oscuras, las cosas difíciles, las cosas dolorosas. Es decir, en aquellas cosas que nos llevarán a encontrar el placer de Dios, la satisfacción de Dios, lo que Dios considera bien hecho. Y ¿qué cosa más gloriosa podemos desear que pudiéramos oírle decir: "Buen siervo y fiel. Eso está bien hecho. Entra en el gozo de tu Señor”?

El Padre de gloria, el Señor de gloria y el Espíritu de gloria. ¡Que el Señor coloque esta palabra en nuestros corazones!

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