por T. Austin-Sparks
Capítulo 1 - Cómo ver la Gloria de Dios
Lectura: Juan 11.
De este capítulo me llama la atención destacar dos versículos:
"Oyéndolo Jesús, dijo: Esta enfermedad no es para muerte, sino para la gloria de Dios, para que el Hijo de Dios sea glorificado por ella" (v.4);
"Jesús le dijo: ¿No te he dicho que si crees, verás la gloria de Dios?" (v.40). "Para la gloria de Dios... verás la gloria de Dios".
Tú probablemente sabes que los capítulos 11 al 17 de este Evangelio son los capítulos de recapitulación y consumación, es decir, una síntesis de todas las cosas dentro del propósito, y lo que resulta con gran claridad en esta parte consumada del Evangelio es la prioridad que rige toda la vida, la enseñanza y la obra del Señor Jesús. Parece que eso es lo que Juan tenía en mente al escribir, pues puso esta prioridad justo al principio de su Evangelio, trabajó de manera constante a lo largo de esa línea, y al final presentó todo de esta manera plena y definitiva. Aunque el Señor Jesús hubiese sido gobernado por esta prioridad durante treinta años o más, sobrevino un punto crítico en Su vida en el que hizo un ajuste completo de todo sobre esta cosa que llamamos la prioridad, donde Él determinó que todo debía estar enfocado sobre eso, y que no debería haber ninguna desviación en ningún punto de esto.
Y ¿cuál era Su prioridad que lo abarcaba todo? Era la gloria de su Padre - la gloria de Dios.
Como ya lo he dicho, Juan llamó la atención sobre eso justo en la introducción, en el principio, cuando, después de haber escrito todo lo de arriba, y ver todo el contenido y la importancia de esa vida, obra, enseñanza y conducta, comenzó diciendo: "Y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre" (1:14). Esto es traer al Padre justo a la vista en el asunto de la gloria. Y Juan continuó escribiendo el Evangelio, como una gran armonía o sinfonía sintonizada a esa nota principal de la apertura, y durante todo el camino Juan se mantuvo fiel a esto - la gloria del Padre.
Y yo creo, queridos amigos, que esa es la tónica que el Señor quiere que yo aborde en este momento. Esto es una carga muy considerable para mí en estos días.
LA COMPROMISO DEL SEÑOR JESÚS PARA LA GLORIA DE SU PADRE
Volvamos al propio Señor Jesús en esta materia. Hubo en Su vida esa hora de Su gran compromiso, que tuvo lugar en Su bautismo. Él allí, entonces, se comprometió totalmente con la gloria de Su Padre. Él puntualizó cada detalle de Su vida a partir de aquel momento, y se centralizó en este asunto, como si estuviera diciendo: "A partir de este momento, no debe haber ninguna desviación de este motivo y objetivo. La gloria de mi Padre lo estará gobernando todo. Y así sucedió.
1. EN SU VIDA INTERIOR
En primer lugar, el compromiso residía en Su propia vida personal, en Su propia vida interior, en Su andar en secreto con Su Padre. Esto es lo más impresionante a medida que lees el Evangelio. Tú descubrirás a lo largo de todo el camino que todo procede de Su vida personal y secreta con Su padre. Él dice: "No puede el Hijo hacer nada por sí mismo [o, fuera de sí mismo], sino lo que ve hacer al Padre" (Juan 5:19). Misterioso lenguaje, pero aquellos que conocen algo sobre la vida en el Espíritu, saben lo que esto significa. "Porque todo lo que él hace, también lo hace el Hijo igualmente"; y no a Su manera, sino de igual manera que el Padre. ¡Cuán meticuloso y cuán exacto! Su compromiso en cuanto a Su propia relación con Dios, Su Padre, significaba que no había nada de Sí mismo, sino sólo lo que Él conocía en Su propio corazón, y de Su historia secreta con Dios, aquello que el Padre deseaba que Él hiciese y dijese. El telón de fondo, la vida en el santuario interior con el Padre se mantuvo intacta.
2. EN SU CONDUCTA
En cuanto a Su conducta, Él se comportaba en esta esfera: "Como yo me comporto, como yo me conduzco será completamente una cuestión de cómo se toca lo que concierne a la gloria de mi Padre. La impresión que tengo de las personas, y lo que ellas ven en mí y acerca de Mí, jamás debe encubrir por un instante siquiera la gloria de mi Padre, ni ocultarla, o afectarla negativamente. Mi comportamiento siempre debe ser para la gloria de mi Padre”. Esto fue en cuanto a Su conducta, Su caminar. Como tú sabes, Juan hizo un registro especial de Su caminar, pues esto no era apenas un progreso exterior. Juan dijo: "El que dice que permanece en él, debe andar como él anduvo" (1 Juan 2:6). Había algo en torno a Sus propios movimientos que era lo que regía todo, y Su caminar, Sus movimientos, Su comportamiento, siempre eran para la gloria de Su Padre.
3. EN SUS OBRAS
En cuanto a sus obras, ya lo hemos citado a Él: "No puede el Hijo hacer nada por él mismo, sino lo que ve hacer al Padre; porque todo lo que el Padre hace, también lo hace el Hijo igualmente". Y Sus palabras: "La palabra que habéis oído no es mía, sino del Padre que me envió" (Juan 14:24).
4. EN SU TIEMPO
Veamos ahora Su momento para hacer las cosas. Muchas veces leemos que Él rechazaba las sugerencias de otros en cuanto a que Él debía hacer cosas en determinado momento. Cuando algo parecía estarle siendo solicitado a Él, y la gente esperaba que lo hiciera en ese momento, Él lo rechazaba. "Aún no ha venido mi hora" (Juan 2:4), pero lo hizo muy rápidamente después. Él estaba esperando, y en Su espíritu estaba diciendo: "Padre, ¿es esta tu hora?" Como tú lo sabes, querido amigos, tú puedes hacer lo correcto en el momento equivocado, y simplemente no funciona. Hacemos un montón de cosas, y fracasamos debido a que no es el momento correcto para ellas.
Te acordarás del incidente importante en la vida del apóstol Pablo: "Intentaron ir a Bitinia, pero el Espíritu no se lo permitió" (Hechos 16:7). Dice que "les fue prohibido por el Espíritu Santo hablar la palabra en Asia" (Hechos 16:6). Pablo fue desviado, pues ese no era el momento. Ellos llegaron a Asia y Bitinia posteriormente, en el tiempo de Dios, y cuando el tiempo de Dios es observado, las cosas son mucho más fructíferas, pues tú no desperdicias el tiempo. Cuando hacemos las cosas con tanta frecuencia en nuestro propio tiempo, realmente sólo estamos posponiendo el tiempo de Dios, pues no acontece nada hasta que Dios lo quiera hacer. Esta es la forma, pero así es como funciona el Señor Jesús. "Aún no ha venido mi hora", y entonces la hora parecía venir tan rápido, enseguida.
5. EN SUS RELACIONES FAMILIARES
Aquí está Él, moviéndose, hablando, trabajando, controlando el tiempo, por Su comunión con el Padre. Él trajo todas las cosas a ese terreno. Él trajo a Su familia al terreno de la gloria de Su Padre. La gente vino a Él al saber que Él estaba hablando en una casa, y le dijeron: "He aquí tu madre y tus hermanos están afuera, ye te quieren hablar" (Mateo 12:47). Ahora, ahora esta es una apelación natural.
Puede tratarse de un tipo de apelación muy sentimental y una especie de petición, pero puede esperar un minuto. Él responde: "¿Quién es mi madre, y quiénes son mis hermanos? ... He aquí mi madre y mis hermanos Porque todo aquel que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos, ése es mi hermano, y hermana y madre". He puts it on another ground. Él coloca esto en otro terreno. "¿Hasta qué punto mis relaciones familiares, en lo que a mí respecta, reflejan la gloria de Dios?"
6. EN SU ACTITUD HACIA LOS HOMBRES
Él era gobernado de la misma manera en Su actitud hacia los hombres. En cuanto al mundo religioso, Él podría aprobar lo que era sincero, y exteriorizaba su simpatía en ello tan lejos como podía. En cierta ocasión un joven se le acercó y, después de un preámbulo de pregunta y respuesta, le dijo que había guardado todos los mandamientos desde su juventud, y “Jesús, mirándole le amó" (Marcos 10:17-20). Él no lo condenó. Jesús era sensible a la sinceridad, pero cuando la hipocresía comparecía ante Su presencia, cambiaba el elogio en condenación. No había nada que le produjese más su indignación que la hipocresía en la religión, porque es algo que le roba a Dios Su verdadera gloria.
7. EN SUS JUICIOS
Estas son todas las cosas que constituyen la vida del Señor Jesús, y, como lo puedes ver, Su prioridad lo regía todo, y estaba por encima de un montón de cosas. Esto estaba por encima de los juicios naturales. No siempre los juicios eran pecaminosos y malignos, sino sólo juicios naturales, cuando intentaban hacerle sugerencias a Él, cuando intentaban ejercer persuasión sobre Él, y cuando los hombres querían proyectar sus opiniones sobre Él.
Pero Él conocía la verdad: "Mis pensamientos no son vuestros pensamientos. Mis caminos no son vuestros caminos. Existen dos mundos. Yo vivo en uno y vosotros vivís en el otro". Y por eso, debido a Su preocupación por la gloria del Padre, a menudo necesitaba colocar a un lado los juicios naturales, buscando el juicio del Padre en determinado asunto.
8. EN SUS SENTIMIENTOS
Los sentimientos naturales a menudo tenían que ser dejados de lado. Él comprendió esto muy bien. Vamos a llegar a esto en este capítulo 11 de Juan, con Lázaro y sus hermanas. Jesús era muy comprensivo y entendió cómo se sentían ellos. Él verdaderamente entró en la vida humana de ellos, pero cuando ellos trataron de persuadirlo e influir en Él para que actuara simplemente sobre la base de los sentimientos naturales, Él lo rechazó.
Jesús permaneció lejos dos días, y no se movió hasta el cuarto día, cuando, humanamente hablando, todo era demasiado tarde. El dolor había seguido su curso. Él no era indiferente, como muestra el capítulo, y sin embargo, debido a que Él tenía algunas cosas más grandes a la vista, Él no podía ceder a lo humano, a los sentimientos naturales. El Señor Jesús tenía grandes principios que lo regían.
9. EN SUS INTERESES PERSONALES
En cuanto a Sus intereses personales naturales, Él estaba todo el tiempo rechazándolos. Habría sido en gran medida importante para Sus intereses personales, haber aceptado la oferta del diablo en cuanto a los reinos de este mundo y la gloria de los mismos; sin embargo, Él repudió todo aquello. Con relación a Su Cruz, podría haber sido ventajoso para Él en lo natural si hubiera escuchado a Pedro, cuando le dijo: "Señor, ten compasión de ti; en ninguna manera esto te acontezca" (Mateo 16:22). Pero Él dijo a Simón Pedro: "¡Apártate de mí, Satanás!" Como lo puedes ver, los intereses personales deben ser puestos de lado. Pero Jesús no era regido por estas cosas, pues Su constante motivación era la gloria del Padre.
¿QUÉ SIGNIFICA LA GLORIA?
Ahora, antes de que pueda ir más lejos, debo volver a la definición de esa palabra, “gloria". Puede ser que me hayas escuchado antes dando esta misma definición, pero yo no conozco otra mejor. ¿Qué significa la gloria en cuanto a lo que se refiere a Dios? ¿Cuál es el significado de la palabra “gloria” cuando se refiere a Dios? Simplemente significa la restauración de la completa satisfacción de Dios. Cuando las cosas han respondido a Su naturaleza, a Su propósito, cuando Él se deleita, cuando Él está contento, cuando está satisfecho, entonces ahí surge algo de Su propia satisfacción, de Su placer. Tú puedes poner esto a prueba en tu propia vida, en más de un sentido.
Toma tu Biblia y comienza desde el principio. Cuando Dios ya había creado todas las cosas para Su placer, para Su gloria, y todas las cosas estaban como Él lo había previsto y ordenado, y todo es regido por: "Y fue así ... Y fue así ...” Y fue así como ordenó el Señor, y dijo cómo debería ser; el final de aquello fue: "Y vio Dios todo lo que había hecho, y he aquí que era bueno en gran manera" (Génesis 1:31). Me gustaría haber estado en ese ambiente, en esa esfera donde todo satisfacía a Dios, donde todo emanaba de Él, y había un sentido de Su completa satisfacción y placer. ¡Esa es la gloria!
Cuando entramos en la nueva creación, cuando nacemos de arriba, de lo alto, en el terreno de nuestro reconocimiento y aceptación de la perfecta y terminada obra del Señor Jesús por nuestros pecados, por nuestra salvación (y muy a menudo somos mejores creyentes al principio de lo que somos más tarde), cuando avanzamos en ese terreno de la nueva creación en Cristo, donde todo responde al beneplácito de Dios, ¿no tenemos el sentido de la gloria? El comienzo de la vida cristiana a menudo es así. Aunque no pudiésemos explicarlo teológica o doctrinalmente, así nos parece. Esto es glorioso. Es algo que simplemente brota de nuestro interior. Y ¿qué es eso? Es el Espíritu Santo dando testimonio de la satisfacción de Dios con Su Hijo, a quien hemos abrazado con todo el conocimiento y la comprensión de Él que tenemos. Hemos aceptado la perfección de Sí mismo y Su obra, y hay una reflexión, una emanación de Su gloria, de la satisfacción de Dios en nuestros corazones. Cuando nos alejamos de esa simple confianza en el Señor Jesús, a menudo la gloria se desvanece; pero no voy a abordar esto por el momento.
Avanza a través de la Biblia, y tendrás el propósito de Dios completo y perfectamente revelado en forma de modelo en la construcción del tabernáculo en el desierto. Fue meticulosamente prescrito con todo detalle, para un perno, para un hilo, para un color, para una posición, para una medida, y todo fue dado por Dios. Y el último capítulo de Éxodo repite diciendo: "Como el Señor había mandado a Moisés...
como el Señor había mandado a Moisés... como el Señor había mandado a Moisés". Esto se convierte en algo casi monótono. Todo fue hecho conforme el Señor había mandado a Moisés, y la gloria llenó el tabernáculo. Y tú y yo sabemos que ese tabernáculo fue sólo una prefiguración tipológica del Señor Jesús. Nos movemos hacia el templo de Salomón, y, de nuevo, la prescripción, el modelo, fue dado a David, y todo fue perfeccionado a través de Salomón. Cuando todo fue terminado de acuerdo con el modelo celestial, la gloria llenó el templo, e incluso los sacerdotes no pudieron mantenerse en ese lugar. Dios llenó todo con Su satisfacción.
El Señor Jesús vino a Su bautismo y a Su gran sometimiento, y tan pronto Él salió de las aguas, los cielos se abrieron, y se escuchó la voz del Padre que decía: "Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia" (Mateo 3:17). Dios estaba muy complacido. Eso fue realmente una buena base para comenzar la obra de Su vida. La gloria es la satisfacción de Dios; y Juan dice: "Y vimos su gloria".
Entonces, llegamos a la perfección de Su obra en la Cruz. No hay nada más que hacer después del Calvario. Todo está terminado. ¡Oh!, cree en esto, y cree con todo tu corazón: No hay nada más que quede por hacer para tu salvación eterna. Si intentas añadir algo, perderás la gloria y saldrás del lugar de la satisfacción de Dios. Cuando fue realizada la obra en la Cruz, la obra de la redención fue terminada, y el sacrificio fue plenamente agradable a Dios. La obra del Calvario estaba terminada, el Hijo resucitó de los muertos, y no pasaría mucho tiempo antes de que el templo recibiese la gloria del día de Pentecostés; y entonces, ¡qué gloria llenó la casa de Dios! ¿Por qué? Debido a que Jesús fue glorificado. Hasta entonces, el Espíritu no había sido dado todavía, “porque Jesús no había sido aún glorificado" (Juan 7:39). Pero cuando Él fue glorificado, el Espíritu fue dado.
Ahí tienes el trasfondo de la Biblia. Al final esta gloria se ve descendiendo en la nueva Jerusalén: "Y me mostró la gran ciudad santa de Jerusalén, que descendía del cielo, de Dios, teniendo la gloria de Dios" (Apocalipsis 21:10,11). Esto refleja la obra perfecta en la Iglesia, teniendo la gloria de Dios. Todo ha sido terminado, todo ha sido consumado, la batalla está ganada, el tiempo de la prueba, de la disciplina y el sufrimiento cristiano ha concluido, y la gloria corona todo finalmente, porque Dios está satisfecho.
¿Será que he logrado, por medio de la Sagrada Escritura, en todo caso, probar que la definición de gloria es la expresión de la perfecta satisfacción de Dios?
¿POR QUÉ NO HAY GLORIA EN NUESTRAS VIDAS?
Ahora, he dicho que tú podrías poner a prueba esto en tu propia experiencia. Algunos de nosotros hemos tenido que pasar por esta experiencia para poder aprender estas cosas, porque no se trata sólo de teorías. ¿Cuál ha sido el momento más triste de tu vida? Bueno, yo puedo decirte lo que fue la más miserable, carente de gloria y teniendo todo lo que no es la gloria, en mi vida. Fue cuando dejé que el diablo tuviese éxito en ponerme fuera de la obra acabada de Cristo, por medio de la acusación, diciéndome: "El Señor está enojado contigo. Él está en contra tuya. Realmente el Señor no está contento contigo; mira esta aflicción, este sufrimiento que te ha sobrevenido, este juicio, esta pena, este dolor; eso es muestra de que no está muy complacido contigo". Caer bajo esa acusación significa que la gloria se va. Y mientras tú permaneces ahí, no hay gloria, simplemente porque el terreno de Dios es el terreno de la finalidad absoluta de la obra de Su Hijo para nuestra redención. Salirte de esta motivación por cualquier acusación o condenación del diablo, abandonar el terreno de Cristo, significa que la gloria se va y no volverá mientras tú permanezcas allí. No nos equivoquemos sobre eso. Si tú estás ocupado contigo mismo, ¿cuánto tiempo vas a tener que aprender que este no es el terreno de la gloria? Bueno, por lo menos tomará el mismo tiempo en que tú permanezcas en este pobre y miserable terreno de ti mismo, terreno este que Dios ha terminado en la Cruz de Su Hijo. Si nos movemos más hacia el terreno de Cristo y Su perfección, y por la fe colocamos nuestros pies sobre eso, entonces la gloria volverá.
Apenas hemos abierto la puerta a esta cuestión, pero realmente tenemos que aplicar todo esto, pues yo no quiero transmitirte un montón más de enseñanza con el único fin de que tú lo acumules en tu cabeza. Yo he rogado al Señor que utilice Su Palabra como un dardo para cortar y que realmente ocurra algo.
¿ESTÁ DIOS PARA SER GLORIFICADO EN NUESTRAS VIDAS?
Querido amigo, ¿queremos, tú y yo, realmente queremos que Dios sea glorificado en nuestras vidas? Tú puede que digas: "¡Sí!", Pero hay algunos que dicen: “Bueno, veamos lo que significa eso, y luego diremos que sí".
En primer lugar, eso significa exactamente lo mismo para nosotros como se entiende con el Señor Jesús, porque Él estaba allí como nuestro Hombre representativo delante de Dios. Por lo tanto, eso significa la gran y absoluta crisis: compromiso. ¡Oh, dejemos que esta palabra se apodere de nosotros! Hay cristianos, y hay cristianos comprometidos; y yo simplemente debo dejar esto contigo.
La gran crisis experimental en la vida del Señor Jesús fue cuando Él aceptó el gran sometimiento para la gloria de su Padre y dijo: "Todo, desde el día de hoy va a ser juzgado por el valor de cuánta gloria hay en ello para mi Padre". Esa fue una crisis, y entonces, como he dicho, todo caía en esta línea que guardaba relación con Él. Él veía que Su conducta, su propia vida con Su Padre, Su vida secreta que nadie veía o conocía, y su vida ante el mundo, ante las personas y ante Sus discípulos, era regida por una sola cosa, Su padre recibiendo la gloria. Su comportamiento, Su manera de hablar y el modo de actuar, todo era regido por una sola cosa. Si Él hubiera sido un hombre de negocios, eso habría regido Sus transacciones comerciales. ¿Eran para la gloria de Dios? En caso contrario, Él no habría tenido nada que ver con eso. Su familia, Sus hermanos, Sus hermanas, Su madre. «¿Es mi familia para la gloria de Dios?» ¿Es el comportamiento en nuestras familias, en nosotros, en nuestros hijos, en nuestra relación de marido y mujer, en nuestra forma de andar como una familia, para la gloria de Dios? ¿Cómo ven las personas todo esto? Esta es la búsqueda.
Pero si llegas a una posición como esta, donde en verdad tienes una transacción con el Señor, no pienses que esto va a significar una vida de pérdida. No, tú vas a ver la gloria de Dios. Esa es la conclusión de este capítulo 11 del evangelio de Juan, donde se refiere al caso de Lázaro y sus hermanas en Betania. En ese momento las circunstancias para ellos eran muy difíciles, donde la última escena es de una emanación de la gloria de Dios. Qué escena tan deliciosa aparece en el capítulo 12. Jesús llegó a Betania, donde estaba Lázaro, a quien había resucitado de entre los muertos, allí moraba, y le hicieron allí una cena. Marta servía, en un nuevo espíritu de servicio, y María y Lázaro se sentaron con Sus discípulos. Debe haber sido un hermoso tiempo; la gloria real en la vida de resurrección. Pero ellos habían tenido que pasar por algo a fin de llegar a aquello. Ellos habían sido tratados y probados en esta cuestión: "¿No te he dicho que si crees, verás la gloria de Dios?" ¿Quieres ver la gloria de Dios en tu propia vida? No va a significar la pérdida de una vida, porque si tú tienes la gloria de Dios, no puedes conseguir nada más allá de eso, o mejor que eso.
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