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El Persistente Propósito de Dios

por T. Austin-Sparks

Capítulo 9 - La Casa de Dios, la Grandeza de Cristo y su Iglesia

Volvemos esta mañana a lo que le fue revelado al profeta Ezequiel, y estoy seguro de que, como ustedes han leído estos siete capítulos (Ezequiel 40-46), han encontrado gran dificultad en obtener una imagen clara del conjunto. He intentado muchas veces elaborar un plan de esta casa con todos sus detalles y sus medidas correctas. Hasta el momento, no he tenido éxito. Eso no es porque sea imposible. Supongo que hay algunos arquitectos aquí esta mañana que podrían tener éxito, pero yo he tropezado con el Señor en este asunto, o el Señor ha venido contra mí. He obtenido mi papel en mi mesa, y he conseguido todos mis instrumentos, entonces una y otra vez he intentado incursionar en este plan, y no he encontrado que pudiera llegar muy lejos. Era como si yo hubiera estado tratando de hacer algo que el Señor no quiere que haga. Me pregunto si tú hayas tenido esa experiencia, si hayas intentado hacer algo, pero terminas por no tener vida en eso en absoluto. La cosa se convierte en algo muerto; y si estás espiritualmente sensible, sólo tienes que decir: "Bueno, el Señor no está en esto". Y eso ha sido mi conciencia cada vez que he intentado reducir esto a un plan en el papel. Este es el punto con el que empiezo esta mañana, porque creo que esto contiene un principio muy importante.

Como podemos leer en estos capítulos, nos encontramos en presencia de un gran cúmulo de detalles. Es muy difícil hacer frente a todos los detalles. Si fuéramos a tratar de lidiar con eso en estas sesiones, nos encontraríamos con que habríamos emprendido una tarea imposible. Por un lado, tendríamos que estar aquí por mucho tiempo, y por otro lado, se podría empezar a perder nuestro sentido de la vida en esto. Mi punto es este: Sería muy fácil para nosotros caer en el error mismo que debemos evitar cuidadosamente, y eso sería tratar de resolver las cosas espirituales mediante un sistema de técnicas, que deben abordarse con la técnica de la Casa de Dios. Eso es un peligro muy grande. Y quiero hacer hincapié en eso esta mañana.

Aquí, esta gran cantidad de material y detalles está totalmente fuera de nuestro poder de manejar. Si tuviéramos que resolver esto mediante un mero sistema técnico, fácilmente podríamos destruir la vida. Por lo tanto, insto a los hermanos que sean muy cuidadosos en torno a esta materia, que sean muy cuidadosos en no reducir la Casa de Dios a una técnica. Si se resuelve mediante un sistema de manera inmediata, entonces está en peligro de perder su vida. Eso es precisamente lo que ha sucedido una y otra vez en la historia de la Iglesia. Antes de llegar al final del libro de los Hechos, encontramos que eso es lo que está sucediendo. Todo el sistema actual del cristianismo ya estaba comenzando; y, como ustedes saben, Pablo escribió sus últimas cartas a Timoteo para restaurar la naturaleza espiritual de las cosas. Él trató de mostrar que los oficiales de la iglesia no sólo son oficiales; es decir, los ancianos no son funcionarios, son hombres espirituales.

La Casa de Dios no es un sistema; es una Casa espiritual. En la época de Timoteo, los hombres ya habían empezado a hacer cosas espirituales mediante un sistema terrenal, y eso ha ocurrido muchas veces durante los últimos siglos. Dios ha hecho algo de carácter espiritual. Él hubo dado una nueva revelación de la naturaleza espiritual de las cosas, y por un tiempo las cosas giraban en torno a esa vida espiritual, y entonces los hombres se apoderaron de eso y lo redujeron a un sistema fijo. Ellos lo sacaron de los cielos asentándolo en la tierra, y, al hacerlo, mataron su vida espiritual. Esa es la historia de tantas cosas en el cristianismo en la tierra hoy. Muchos de ellos se iniciaron en la vida verdadera espiritual; ellos estaban en el poder espiritual, y de ellos salía un río de vida. Pero entonces el hombre se apoderó de esto y lo organizó en un sistema, e introdujo un elemento técnico en las cosas, y, al hacerlo, mataron la vida. Yo les insto a ustedes a que se mantengan atentos y vigilantes ante ese peligro, y que se guarden mucho, especialmente aquellos de ustedes que tienen la responsabilidad del liderazgo.

Ahora volvemos a la Casa de Dios tal como se presenta en Ezequiel. Por supuesto, el objetivo de toda esta presentación es mostrar cómo es de exacto el cuidado que Dios le dedica a las cosas. Esto demuestra cómo en particular el Señor se ocupa de los más mínimos detalles. Reconocemos que es una ley de la Casa. Dios es más peculiar en torno a las cosas más pequeñas. Cada pequeña cosa tiene su propia medida; es una medida que es dada por Dios. No se nos permite hacer de esto algo más pequeño o más grande; exactamente debe expresar la voluntad del Señor. Como hemos dicho, hay un enorme cúmulo de detalles, pero cada parte de esto representa un motivo de especial preocupación de Dios para tener las cosas de acuerdo con Su mente. Somos conscientes de eso, pero debemos, al mismo tiempo, reconocer que eso no es un sistema que ha sido presentado. En esta visión de la Casa, Dios no estaba presentando un sistema. Él no estaba presentando una organización. Él estaba presentando una Persona. Esta es la Persona de Su Hijo. Esta es una Casa espiritual, no es en verdad un sistema, y la característica suprema de esta Casa tiene que ver con la Vida.

Veamos eso desde ambos lados. La VIDA exigirá exactitud en el comportamiento, la VIDA exigirá exactitud en el orden; sin embargo podemos tener orden sin la Vida. Es posible que el sistema, o la técnica, destruyan la vida. No significa necesariamente que porque tienes cosas de acuerdo con la Biblia en torno a la técnica, las tengas también de acuerdo con la Biblia en torno a la Vida. Es posible expresar el cristianismo en un sistema jurídico, tanto como el judaísmo. La ley de la Casa de Dios es la santidad de Vida. Por lo tanto, tenemos que llegar a ver este templo de Ezequiel de una manera objetiva. Así es como lo vio Ezequiel por primera vez. Tú verás que hay dos puntos de vista dados a Ezequiel acerca de este templo. En primer lugar, él veía como un todo, como desde la distancia; se le dio que lo viera desde una “montaña muy alta". Lo vio ampliamente de esa manera. Vio sus líneas generales, vio sus límites y su integración. Y luego el Espíritu lo tomó, y él lo vio desde el interior. Se le mostró todos los detalles desde el interior. Es importante que nosotros lo veamos de esa manera.

Lo primero que vemos desde este punto de vista celestial es el gran tamaño de esta Casa de Dios. A Ezequiel le fue revelado todo el área de la Casa, y es, como vimos ayer, una cosa muy grande. Hay que tener mucho cuidado de no hacer de Cristo, o de Su Iglesia, algo más pequeño de lo que realmente es. No debemos hacer de Cristo algo menor de lo que Dios le ha hecho. No podemos hacer de Él sólo nuestro Cristo, nuestro pequeño Cristo, el Cristo que nos pertenece a nosotros, el Cristo de nuestra localidad en particular. Tenemos que tener mucho cuidado de no hacer que Cristo sea menor de lo que Dios le ha hecho, y no podemos hacer la Iglesia más pequeña de lo que Dios le ha hecho. Esta no es nuestra pequeña Iglesia, no es la pequeña iglesia de nadie. Esto es mucho más grande que nuestros pensamientos; y va mucho más allá de nuestra imaginación. Este es un Cristo muy grande y una Iglesia muy grande.

Una vez más debemos cuidarnos de un peligro; es decir, el peligro siempre presente de la reducción del tamaño de Cristo y la Iglesia, la reducción de la Iglesia a la medida en que la hemos visto. La medida de la Iglesia no está en nuestra medida de comprenderla. La oración del apóstol Pablo en Efesios acerca de la Iglesia fue que debería haber una ampliación de la comprensión. Él oró para que la Iglesia pueda conocer "cuál sea la anchura y la longitud, y la altura, y la profundidad". Este es un conocimiento que sobrepasa todo conocimiento humano. Si hay algo en el apóstol Pablo que le diera más peso que a otra cosa, eso era precisamente esto: Siempre estuvo abrumado con la grandeza de Cristo, y la grandeza de la Iglesia.

Por lo tanto, tenemos que verlo así y siempre guardarnos contra el peligro de tratar de reducir a Cristo y a la Iglesia, y enmarcarlos en nuestro propio tamaño; es decir, el tamaño de nuestro conocimiento de ellos. Tú y yo tenemos que aprender mucho más acerca del Señor y de Su Iglesia que nunca; sin embargo, hemos visto, y la realización de ese hecho, siempre debería salvarnos de la pequeñez. Aquí, entonces, encontramos la brújula de la gran Plenitud; ésta llena todas las cosas, y todas las cosas se cubrirán en ña misma. Esta Casa está para realizar todas las cosas al máximo. Eso es lo que viene cuando llegamos al río. El río es la influencia, o el efecto, de esta Casa. Es lo que sale de esta Casa para el mundo, y tiene un efecto para todo el mundo, de modo que lo atesorado en esta casa contiene todas las posibilidades de afectar a los mismos confines de la tierra.

Ahora tú te darás cuenta de que esta Casa, toda la dimensión de la Casa, es cuadrada. Consta de cuatro lados, y todos los lados son iguales. Ahora estoy hablando de todo el área del templo; el área del templo entero es un gran cuadrado, pues los cuatro lados son iguales. Te acordarás de lo que hemos dicho sobre el número "cuatro" cuando estábamos empezando. Hemos señalado que el cuatro (4) es el número de la creación. El cuatro abarca toda la creación; y esta Casa representa a la nueva creación en Cristo. Pablo nos dice que Cristo llena todas las cosas, y todas las cosas van a ser henchidas en Él; o para usar una frase de Pablo en Efesios 3:9: "aclarar a TODOS cuál sea la dispensación del misterio escondido".

Toma nota de esto, "aclarar a TODOS cuál sea la dispensación del misterio escondido". Eso no significa necesariamente que todos los hombres lo acepten, o lo logren entender. Debemos ser muy cuidadosos de que no se limite la verdad de la Iglesia, como la llamamos nosotros, a sólo a unos pocos. No debemos ser los que dicen: "Ahora somos la gente que ha visto la Iglesia, nos encontramos en el terreno de la Iglesia, tenemos la verdad de la Iglesia, hemos visto el significado del Cuerpo de Cristo. Muchos otros cristianos no lo han visto; ellos no se encuentran en este terreno; por lo tanto, ¿qué conclusión podemos extraer? Que tenemos que ser la Iglesia, y que ellos lo no son". Como lo puedes ver, esta es una conclusión muy artificial. Tenemos que ser muy cuidadosos ante ese peligro. Puede haber una diferencia en la aprehensión de la verdad, puede haber una diferencia de posición en cuanto a la Iglesia; no obstante la voluntad de Dios es "hacer que todos los hombres conozcan cuál es la dispensación del misterio" (cfr. Efesios 3:9). Fuera de TODOS LOS HOMBRES, tú no puedes lograr conocerlo, verlo, porque ese es el alcance de la Voluntad de Dios, y debemos ensanchar nuestro corazón y nuestra mente a la medida de Dios. Tú no puedes hacer que Cristo sea demasiado grande. Tú no puedes hacer de la Iglesia algo demasiado grande, siempre que sea la Iglesia de Dios y no la iglesia del hombre. Así, pues, aquí tenemos la integralidad de Cristo.

Dije que Pablo estaba abrumado con ese conocimiento. Él estaba constantemente clamando en torno a la tremenda contundencia de la grandeza de las cosas. Él habló de toda la "¡profundidad de las riquezas de la sabiduría y del conocimiento de Dios! ¡Cuán insondables son sus juicios!". Pablo habló de "las abundantes riquezas". Pablo estuvo abrumado con esta grandeza de Cristo y Su Iglesia. Lo que equivale a decir que la aprehensión y conocimiento real de la Iglesia de Cristo nos hace grandes en espíritu, y no pequeños. No hay nada que nos salve de la pequeñez más que un conocimiento y aprehensión real de Cristo. Si llegamos a ser poco, o si el trabajo se convierte en poco en tu mente, realmente no has aprehendido a Cristo. Así que es lo primero que vemos aquí representados en la visión de Ezequiel de la Casa. ¡Qué grande es esta Casa! Ella representa la totalidad de una nueva creación. En los siglos venideros, llenará todas las cosas, y todas las cosas se verán afectadas por ella. Esa es una visión gloriosa. Debemos, por tanto, ser personas muy grandes, grandes en espíritu y grandes de corazón.

LA CASA, EL LUGAR DE LA GLORIA DE DIOS

Entonces nos damos cuenta de la triple finalidad de esta Casa. Primero que todo, es el lugar de la gloria de Dios. Ezequiel 43:7 dice: "Y me dijo: Hijo de hombre, este es el lugar de mi trono, y el lugar donde posaré las plantas de mis pies, en el cual habitaré entre los hijos de Israel para siempre; y nunca más profanará la casa de Israel mi santo nombre, ni ellos ni sus reyes, con sus fornicaciones, y con los cuerpos muertes de sus reyes en sus lugares altos". Puedes observar que es la palabra "gloria" la que domina hasta el versículo 7; el versículo 2 dice: "Y he aquí la gloria del Dios de Israel, que venía del oriente". A continuación, los versículos 4 y 7: “4Y la gloria de Jehová entró en la casa por la vía de la puerta que daba al oriente... 7y me dijo: Hijo de hombre, este es el lugar de mi trono, el lugar donde posaré las plantas de mis pies, en el cual habitaré entre los hijos de Israel para siempre; y nunca más profanará la casa de Israel mi santo nombre, ni ellos ni sus reyes, con sus fornicaciones, ni con los cuerpos muertos de sus reyes en sus lugares altos”. Esta Casa es el lugar del Trono de Gloria.

Ahora bien, "la gloria" había salido de Jerusalén diecinueve años antes de que esta Casa fuese mostrada a Ezequiel, y no va a regresar a la Jerusalén terrenal literal, sino que la gloria está regresando a la Casa espiritual. Asimismo, la gloria dejó la Jerusalén terrena cuando fue rechazado el Hijo de Dios, y nunca ha vuelto a la Jerusalén terrena, sino que la gloria volvió a la Casa espiritual en el día de Pentecostés. Esta casa es la Casa de la gloria de Dios; y tú notas en la totalidad de ese versículo 7 que "la gloria es la gloria de la Santidad". No es sólo algo con brillo resplandeciente; es una condición espiritual. La corrupción no tiene lugar aquí, ni los muertos tienen lugar aquí; no hay muerte ni corrupción aquí. La gloria es la gloria de la santidad, donde la corrupción y la muerte han sido eliminados. Recuerda que la gloria depende de la condición espiritual. Depende de la santidad. Este, por encima de todo, es el lugar de Su gloria.

LA CASA, EL LUGAR DEL GOBIERNO DE DIOS

A continuación, la Casa es el lugar de Su gobierno. "Este es el lugar de mi trono"; en ella está la sede de Su gobierno. Recuerda que esta es una Casa celestial. La sede de Su gobierno no está ubicada en una iglesia en la tierra, ya sea en Roma o en cualquier otro lugar. La sede de Su trono está en el cielo, y sólo prevé ese gobierno de Dios, cuando nos encontramos en una posición celestial. Ahora, esa es una declaración muy fuerte. Eso encierra mucho en sí mismo, pero realmente sólo entramos en este gobierno de Dios cuando estamos en una posición celestial. Y estoy seguro de que tú estarías de acuerdo en que es un asunto muy importante estar bajo el gobierno de Dios. ¿Qué esperanza hay para cualquiera de nosotros, o para una iglesia, que no está bajo el gobierno de Dios?

Así que lo que tenemos en el Libro de los Hechos establece muy claramente lo que tenemos ante nosotros. Allí, la Iglesia está bajo el gobierno del cielo, y es una Iglesia muy eficaz. Pero cuando la Iglesia se sometió bajo el gobierno del hombre, perdió su eficacia. El gobierno de la Iglesia requiere de una posición celestial, es decir, una Iglesia o una Casa, que esté totalmente de acuerdo con Cristo. Esto es necesario para el gobierno celestial. El gobierno del Señor vendrá por medio de las cosas que estén de acuerdo con Cristo. "Este es el lugar de mi trono!" ¿A qué lugar se refiere? Al lugar que es conforme a Cristo. Todo lo que encierra aquí esta visión es Cristo. Cristo está por encima de todo. Todo tiene su medida y su carácter de Cristo, y este es el lugar del trono.

Y entonces esta es una Casa que está totalmente ordenada por el Espíritu. ¿Notas el lugar del Espíritu en esta Casa? "Dijo el Espíritu Santo... fue llevado por el Espíritu... al instante yo estaba en el Espíritu... el Espíritu del Señor arrebató". Todo esto sucede en el Espíritu y por el Espíritu. Esta es la revelación de Cristo por el Espíritu Santo, y esta es la consumación del gobierno de la Iglesia. El gobierno de esta Casa es el gobierno del Espíritu Santo. El Espíritu Santo puede usar los hombres, Él puede elegir aquellos que son llamados ancianos, pero hay una gran diferencia entre el funcionario y el espiritual. Tú puedes ser lo que se llama un anciano oficial, y no ser un anciano espiritualmente. Si tú eres un anciano espiritual, estás destinado a convertir eso en algo oficial. Tu medida espiritual será reconocida, y si estás hecho un anciano o no, tú serás uno si lo eres espiritualmente. El gobierno al que me estoy refiriendo, es espiritual. Los hombres del Nuevo Testamento fueron descritos como hombres "llenos del Espíritu Santo". Ellos fueron los apóstoles, ellos fueron los ancianos, eran los diáconos. Eso fue lo que les hizo lo que eran, hombres "llenos del Espíritu Santo".

LA CASA, EL VASO DE LA VIDA DE DIOS

Ahora tenemos el tercer aspecto. Esta Casa es el canal, o el vaso, de la Vida de Dios. La vida fluye desde el interior de una casa, como esta Casa. Es desde esta Casa que la vida fluye. Tú no tienes que iniciar la vida que fluye, no tienes que hacer esta vida. Esta vida de manera espontánea surge de una corriente, una fuente. No tienes que ir a recoger los cubos de agua y luego tratar de verter fuera de esta Casa. No hay nada oficial sobre esto. No hay nada de segunda mano acerca de esto. No hay nada que puedan hacer los hombres en torno a esto. La vida sólo surge; ella emana hacia afuera, sale de una Casa como ésta, una Casa donde está el trono del Señor, una Casa donde rige el gobierno de los cielos, una casa donde está el Señor. Desde esa Casa fluye la Vida. El testimonio en sí mismo está en esa Vida.

Juan dijo: "Este es el testimonio". ¿Quieres saber lo que significa el testimonio? El testimonio no es un sistema de doctrina y enseñanzas. El testimonio no es una técnica. "Este es el testimonio: que Dios ha dado a nosotros la vida eterna; y esta vida está en su Hijo" (1 Juan 5:11). El testimonio está en la vida; y cuando la vida está en nosotros, el testimonio está en nosotros. De modo que el testimonio de todo es la Vida. Esa es una declaración de la verdadera búsqueda.

La Vida es aquello que determina la presencia del Señor. La vida es lo que dice si las cosas son según Cristo. La Vida prueba si este ministerio está al servicio de Dios. La Vida lo prueba todo. La pregunta es, "¿Es esto ministerio de vida? ¿Es esto una cosa viva, y está derramando Vida, derramando Vida hasta los confines de la tierra?" Si eso no es verdad, entonces algo anda mal en torno a esto. Puede tratarse de una técnica y un sistema muy maravillosos, pero algo anda mal en torno a eso. Todo es probado mediante "la Vida".

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