por T. Austin-Sparks
Capítulo 4 - La Visión que Constituye la Vocación
“Porque los que habitaban en Jerusalem, y sus príncipes, no conociendo a éste, y las voces de los profetas que se leen todos los sábados, condenándoles, las cumplieron”. (Hechos 13:27) (RV, 1909).
Hemos señalado al principio del capítulo anterior que la declaración anterior indica que hay algo más para ser escuchado que la lectura audible de la Palabra de Dios. "Las voces de los profetas." ¿Qué estaban diciendo los profetas? - ¿no cuáles fueron, literalmente, las palabras utilizadas por los profetas, las sentencias y declaraciones, la forma de sus dichos, sino aquello a lo que, en realidad, se referían? Aquellas autoridades y habitantes de Jeru- salén podrían haber citado a los profetas sin dificultad, probablemente podrían haber reci- tado el contenido de todos los libros. Ellos estaban bien entrenados en el contenido de las Escrituras del Antiguo Testamento, pero jamás se detuvieron a hacer la simple pregunta: "¿A qué se refiere esto? ¿Cuál realmente es la trascendencia de eso? ¿Qué fue de esos hombres después?". Y porque nunca lo hicieron, jamás llegaron más allá de la letra.
Vocación Olvidada Debido a la Pérdida de la Visión
Hacemos estas preguntas ahora. ¿Qué es lo que está adentro, detrás y más profundo en las declaraciones escritas y orales de los profetas? Sabemos que los profetas estaban tra- tando con una situación que, de ninguna manera, representaba los pensamientos de Dios para Su pueblo. Yo podría hacerlo más fuerte que eso y decir que la situación estaba muy lejos de lo planeado por Dios; pero tengo en mente las condiciones presentes, más que en algún estado extremo de las cosas, así que simplemente digo que ni la condición entonces ni ahora representan, en realidad, la mente e intención del Señor concerniente a Su pue- blo. Los profetas estaban tratando con tal situación, y porque era de esa manera, la real vocación del pueblo de Dios no se estaba cumpliendo. Ellos estaban fracasando en aquello para lo cual el Señor realmente los había traído a la existencia. Considerando que ellos deberían haber sido un pueblo de tremenda fuerza espiritual entre las naciones, con un impacto real sobre las naciones, con una nota de gran autoridad que tenía que haber sido tomada en cuenta - "Así dice el Señor", declarada de tal forma que la gente realmente te- nía que prestar atención –, considerando que debería haber sido de esta manera, ellos es- taban fracasando. Hubo debilidad y fracaso. Los profetas trataban de llegar a la raíz de la situación. Para llegar allí, por supuesto, tenían que abrirse paso a través de una gran can- tidad de factores bien definidos. Había todo tipo de cosas a las que los profetas se referían - pecados y así sucesivamente, pero los profetas estaban unánimes en una cosa en parti- cular: que la causa de aquellas situaciones que resultaron en este gran fracaso, era la pér- dida de la visión. El pueblo había perdido la visión original, la visión que un día había sido clara para ellos.
Cuando Dios puso su mano sobre ellos y los sacó de Egipto, ellos tuvieron una visión. Ellos vieron el propósito y la intención de Dios. La visión se convirtió en la nota exultante de su canción al otro lado del Mar Rojo. Yo no me voy a detener por el momento en lo que era el propósito. Pero ellos eran un pueblo a quien Dios había dado una visión de Su propósito para con ellos, tanto en relación con ellos mismos como con su vocación. Ellos la habían perdido, y este era el resultado; y los profetas, al tratar con eso, permanecieron firmes sobre esta única cosa: "La vocación de ustedes en su plenitud de realización y logros, se basa en su visión, y la plenitud de la vocación requiere plenitud de visión '. Esto significa que, si su visión se vuelve menor que la plenitud de Dios, usted solo va a llegar hasta aquí, y luego se detendrá. Si usted continúa avanzando directamente hacia todo aquello que Dios planeó al constituirlo como Su vaso, usted debe tener plenitud de visión; Dios jamás queda satisfecho con nada menos que no sea la plenitud. El propio hecho de que no pueda ir más allá de lo que su visión le permite, es la manera como Dios le dice: "Usted nece- sita tener plenitud de visión si desea llegar a la plenitud del propósito y de la realización”.
Este es el fundamento mismo de lo que ahora nos ocupa. Los profetas siempre estaban hablando sobre eso. Anteriormente citamos Oseas 4:6 "Mi pueblo fue destruido, porque le faltó conocimiento. Por cuanto desechaste el conocimiento, yo te echaré del sacerdo- cio”. Esto es lo mismo que decir, en otras palabras: "Mi pueblo está en pedazos por falta de visión; ustedes han cerrado los ojos para el propósito que les he presentado; yo no tengo ningún otro uso para ustedes”; y esta es una declaración bastante fuerte, que se une a otro pasaje: “Será tragado Israel: presto serán entre las gentes como vaso en que no hay contentamiento” (Oseas 8:8). (Reina-Valera 1909).
Si usted desea obtener toda la fuerza de esto, mire una palabra en las profecías de Jere- mías. “¿Es este hombre Conías una vasija despreciada y quebrada? ¿Es un trasto que na- die estima? ¿Por qué fueron arrojados él y su generación, y echados a tierra que no ha- bían conocido? ¡Tierra, tierra, tierra! oye palabra de Jehová. Así ha dicho Jehová: Escribid lo que sucederá a este hombre privado de descendencia, hombre a quien nada próspero sucederá en todos los días de su vida; porque ninguno de su descendencia logrará sentar- se sobre el trono de David, ni reinar sobre Judá (Jeremías 22:28-30). "Israel… entre las gentes como vaso en que no hay contentamiento… Escribid… a este hombre… privado de descendencia." No hay futuro para un vaso como ese. Bien podemos decir de Israel como de Conías: "Escribid lo que sucederá a este hombre privado de descendencia". Esto es un fin. Ahora, una continuación, un ir directamente hasta el fin sin ningún impedimento, exi- ge plenitud de visión.
Visión, no Conocimiento de Hechos, Califica para la Vocación
Preste atención a esto, sobre todo mis hermanos y hermanas más jóvenes en Cristo. El cumplimiento de aquello para lo cual usted fue llamado por la gracia de Dios - lo que us- ted puede llamar el servicio de Dios, la obra de Dios, lo que resumiremos como la divina vocación - debe basarse en una visión que el Señor le haya dado a usted: la visión, natu- ralmente, no es solo algo en sí misma, sino que es la visión que Él le ha dado a usted acer- ca de Su Iglesia. Usted necesita tener eso. Entonces, la medida en la cual usted va a seguir rumbo hacia la plenitud será la medida de su visión - la medida en que personalmente ha llegado a poseer aquella visión divina. Puede haber muchas cosas, no la visión, las que le llevan a usted a la obra cristiana. Usted puede escuchar un llamado para obreros, un lla- mado para misioneros, un llamado para el servicio, basado en la Escritura - "Id por todo el mundo y predicad el evangelio" - y así sucesivamente. Y con los complementos de aquel llamado usted puede ser movido, quedar estimulado, y puede tomar aquello como un llamado divino. Yo no estoy diciendo que nadie jamás haya verdaderamente servido al Se- ñor sobre esa base: no me interprete mal; pero quiero decir que, de hecho, puede haber todo eso, y de forma muy intensa, y, con todo, aquello no ser su propia visión, sino la vi- sión de otra persona que está siendo traspasada a usted, y eso no va a prosperar.
‘Pero’, dice usted, ‘hay una Escritura’ – “Id por todo el mundo y predicad el evangelio". Recuerde, las personas a quienes estas palabras fueron dirigidas tenían todos los hechos acerca de Cristo - la encarnación, el nacimiento virginal, Su vida, Su enseñanza, Sus mila- gros, Su cruz, y todas las certificaciones celestiales que los acompañaban. Algunos de esos mismos hombres - los discípulos de Juan - estaban ahí cuando la voz del cielo dijo: "Este es mi Hijo amado". Otros estaban en el monte cuando la voz volvió a hablar: "Este es mi Hijo Amado". Ellos vieron la transfiguración, y le vieron en Su resurrección. ¿No es esto sufi- ciente para salir al mundo - toda esta cantidad de hechos poderosos? ¿Ciertamente po- dían ir ellos y proclamar lo que conocían? Pero no - "Quedaos en Jerusalén."
¿Qué fue finalmente aquello que los constituyó como hombres que podían cumplir y obe- decer aquel mandamiento de ir? - Bueno, dice usted, 'por supuesto, fue la presencia del Espíritu Santo". Perfectamente cierto. ¿Pero no había algo más? ¿Por qué los cuarenta días después de su resurrección? ¿No cree usted que ellos estaban recibiendo a través de las cosas externas, los eventos, y que estaban viendo algo - viendo lo que ningún ojo hu- mano podía ver, lo que jamás podría ser visto por medio de alguna demostración objeti- va? Si el apóstol Pablo es alguna cosa en la cual basarse en este asunto, él nos va a decir muy claramente que toda su vida, ministerio y comisión se basaron en esta única cosa: "Agradó a Dios... revelar a su Hijo en mí, para que yo le predicase entre los gentiles”. "Mas os hago saber, hermanos, que el evangelio anunciado por mí, no es según hombre; pues yo ni lo recibí ni lo aprendí de hombre alguno, sino por revelación de Jesucristo" (Gálatas 1:15,16; 11,12).
Todas las demás cosas pueden ser hechos que poseemos por medio de la lectura de nues- tro Nuevo Testamento. Nosotros lo tenemos todo, y podemos creerlo como la esencia del cristianismo. Esto no nos convierte en misioneros a salir a anunciar los hechos de Cristo – aunque los hechos sean. Eso no es así. ¡Cuántos lo han hecho! ¿Hasta dónde han llegado? Van hasta cierto punto y se detienen. No podemos quedarnos viviendo en la limitación. Queridos amigos, hay una terrible limitación en la Iglesia en este preciso momento, limita- ción de conocimiento del Señor, incluso por parte de aquellos que han sido siervos del Se- ñor por un largo periodo de años. Hay muchos cristianos, incluso cristianos antiguos, a quienes es muy difícil hablar de las cosas del Señor.
Visión - El Propósito Pleno de Dios en la Redención
Pero volviendo a Israel: Usted no encuentra nada sobre Israel, que sugiera o indique que salieron de Egipto, que permanecieron en el desierto, y más tarde en la tierra, para decla- rar como su evangelio el hecho de que Dios los haya sacado de Egipto. Ese no era su men- saje. Naturalmente, eso se cuenta muchas veces, pero no era su mensaje, no lo que ellos proclamaban. ¿Qué era lo que siempre estuvo delante de sus ojos? Fue aquello para lo cual fueron sacados. Fue la visión de Dios que realizarían. Muchos de nosotros nos limita- mos solo a predicar la parte del "salir fuera" - la salvación del pecado, del mundo. Se puede ir tan lejos, pero la Iglesia no llegará muy lejos con eso. Es bueno, es correcto, por su- puesto; es una parte del todo, pero solo una parte. Se necesita la visión total para llegar hasta el fin. ¡Oh, el patetismo asociado a la vida de muchos siervos del Señor! Ellos llegan a un punto muerto, a un ámbito de vida, poder e influencia limitados, porque su visión es muy pequeña. ¿No es verdad?
¿Qué le estoy diciendo a usted? En primer lugar, si usted va a llegar hasta el final, si va a servir al Señor de alguna manera plena, usted necesita tener el propósito de Dios acerca de su Hijo revelado en su propio corazón. ¡Usted tendrá que ser capaz de decir que «Dios ha revelado a Su Hijo en usted”, en el sentido en que usted ve; no solo ve su propia libera- ción del pecado, sino el propósito de Dios en relación a su Hijo en quien usted es salvo -, ve la cosa mayor, la cosa completa. Usted es solo un fragmento de ella. Esta es la base del servicio, de la vocación, y los mismos apóstoles fueron retenidos hasta que les fuera reve- lada la llama completa del significado de Cristo resucitado y ascendido - la visión del Cristo glorificado y todo lo que eso significaba en el eterno propósito de Dios. Entonces ellos sa- lieron, y nosotros descubrimos que el mensaje de ellos fue siempre, no el evangelio de Dios sobre la salvación personal, sino "el evangelio de Dios acerca de su Hijo", Jesucristo. Ellos habían visto, no el Jesús histórico, sino al Cristo glorificado de Dios; visto, no como una visión objetiva, ya que Su verdadero significado se había abierto para ellos.
¡Qué cambio significaba esto en relación a los viejos tiempos, cuando estaban pensando siempre en términos del Mesías venidero que establecería un reino temporal en la tierra, con ellos mismos sentado a Su derecha y a Su izquierda! ¡Ellos serían personas notables aquí en esta tierra, que expulsarían a los romanos de su país! Esa cosa en la tierra fue su única y plena visión - luchando con armas reales, rebelándose literalmente contra los usurpadores de su país.
Pero, ¡oh, qué gran cambio cuando vieron Su reino! Ahora, aquello que los había atrapado en sus garras, se había ido; no debía pensarse más en ello. ¡Ver Su reino! Jesús había dicho: "De cierto os digo que hay algunos de los que están aquí, que no gustarán la muerte, hasta que hayan visto al Hijo del hombre viniendo en su reino" (Mateo 16:28). ¿Qué es el reino? Es Cristo, sobre todo principado y autoridad, el centro y objeto de todo el consejo divino desde la eternidad. Esto es lenguaje, por supuesto - meras palabras; pero el signifi- cado necesita ser aprehendido. Usted necesita tener la visión en su propio corazón antes de que pueda ser un siervo de Dios que llegue muy lejos, y necesita tener una visión cre- ciente para llegar hasta el fin. Vuelva a Oseas. "Mi pueblo fue destruido, porque le faltó conocimiento" (Oseas 4:6). ¿Qué dice más adelante? "Y conoceremos, y proseguiremos en conocer al Jehová" (Oseas 6:3). Es la visión creciente, progresiva, que los lleva a la consu- mación de lo que es Dios. Debe ser así - no se contenta con dos o tres hechos acerca de Cristo y la salvación, sino teniendo iluminados los ojos del corazón para verlo.
Lo que estoy diciendo, naturalmente, es una declaración de hechos. Yo no puedo darle nada a usted, no puedo traerlo a esto; pero puedo, creo yo, influir un poco en el sentido de ir al Señor, y decirle: 'Señor, si me necesitas, estoy disponible, estoy a tu disposición; pero es necesario que Tú pongas el fundamento, y abras mis ojos, y me des la visión nece- saria para que yo no solo salga y predique cosas sobre Ti”. Mucho más que eso es necesa- rio.
Esta es la primera cosa, y se aplica a todos nosotros, no solo a los que están yendo hacia lo que llamamos “servicio a tiempo completo”.
La Vocación de Israel - Expresar la Presencia de Dios entre las Naciones
Dicho esto, quisiera llegar a la siguiente cosa por el momento. ¿Cuál fue la visión que Is- rael había perdido y que los profetas estaban tratando de traer al pueblo de nuevo? La vi- sión era esta - la verdadera vocación para la cual Dios había puesto su mano sobre Israel, el significado de su existencia como Israel. ¿Qué era eso?
El movimiento de Dios fue así. Aquí están las naciones y los pueblos que se extienden por toda la tierra. Fuera de esas naciones, Dios toma un individuo solitario, Abraham, y lo po- ne, por así decirlo, justo en el centro de las naciones. Esta es la geografía espiritual de es- to. Y entonces Dios levanta, a partir de este hombre, una semilla, y convierte su semilla en una nación en medio de las naciones, distinta de las naciones, perfectamente distinta, pe- ro en el medio. Cuando Dios constituye esa nación sobre principios celestiales – un cuerpo colectivo constituido en el cielo, divino, con principios espirituales, con Dios mismo en el medio - el resultado es que todas las demás naciones se reúnen alrededor para ver.
¿Y qué tienen en cuenta esas naciones? No la predicación de esa nación que está en me- dio; usted no tiene nada de qué predicarles - es decir, la proclamación de las doctrinas y verdades. Pero los espectadores llegan a darse cuenta de que Dios, el único Dios vivo y verdadero, está ahí. No hay que confundir: ellos no pueden alejarse, ellos tienen que re- conocer: Dios está ahí; porque este pueblo está constituido de tal modo, Dios está ahí, y hay un registro de Dios por todas partes, independientemente de dónde viene este pue- blo. Ah, incluso antes de venir, algo está empezando a suceder. ¡Escuchen a Rahab! ¿Qué les diría a los espías? Israel no ha llegado aún, pero ella dice: "Sabemos todo sobre uste- des. Sabemos lo que significan. Hemos escuchado todo". Ya el temor de este pueblo está delante de ellos. Hay algo de poder espiritual que no necesita ser predicado con palabras. El pueblo está allí, con Dios en medio de ellos - porque Dios tiene Sus pensamientos celes- tiales y principios como la mera constitución de Su vida; Él está ahí, el resto sigue.
Ahora, consideremos la declaración de la Biblia en su conjunto, Antiguo y Nuevo Testa- mento. En cuanto al Antiguo Testamento, ¿cuál fue la divina vocación de Israel? No princi- palmente decir cosas acerca de Dios, sino ser como Dios en medio de las naciones. "Dios está en medio de ella, no será conmovida" (Salmo 46:5). "¡El Señor está aquí!”. ¡Cuán afortunados! Esa era su vocación. Usted puede decir que en el Antiguo Testamento era ti- po, pero ¡oh!, era mucho más que un tipo, era muy real, era un hecho.
La Vocación de la Iglesia - Expresar el Señorío de Cristo
Cuando llegamos al Nuevo Testamento, nos encontramos en presencia de un doble desa- rrollo. Dios está aquí presente en la Persona de Su Hijo, Jesucristo. Su nombre es Emma- nuel - "Dios con nosotros" - y todo lo que tiene que ver con Él tiene que ver con Dios de una manera muy personal e inmediata. Él afirma que Su propio cuerpo físico es el templo de Dios. Luego, a través de Su muerte, resurrección y ascensión, Él regresa en la Persona del Espíritu Santo, y establece Su residencia en la Iglesia, que es Su Cuerpo. A continua- ción, cosas comienzan a suceder muy espontáneamente, a partir del mundo de las inteli- gencias espirituales - no solo por causa de ciertas doctrinas predicadas, sino por causa de esta presencia divina.
Hay inteligencias conscientes por todas partes, detrás de los hombres y de las naciones, y el conflicto ha comenzado no por causa de aquello que el pueblo de Dios dice, sino por- que el pueblo está allí. Deje que esto sea corporativo, y usted experimentará la voluntad de Dios sobre la vocación. Esta no es la dispensación de la conversión de las naciones. Yo me pregunto incluso si se trata de la dispensación de la evangelización plena de las nacio- nes. Nosotros estamos esperando que el Señor venga algún día. Después de dos mil años, la mitad de este mundo jamás ha oído hablar del nombre de Jesús. ¡Si el Señor viene esta noche, algo tiene que suceder para que el mundo sea evangelizado antes de que Él venga! Esto no significa detener o debilitar la evangelización. Vamos a seguir con ella y hacer todo lo que sea posible, pero recuerde que el Señor nos ha dado Su significado para esta dis- pensación. "Y será predicado este evangelio del reino en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin" (Mateo 24:14).
Mire su Nuevo Testamento. Se dijo: "Por toda la tierra ha salido la voz de ellos, y hasta los fines de la tierra sus palabras” (Romanos 10:18). Se ha dicho que el mundo entero fue al- canzado. Pero el mundo ha crecido mucho desde entonces. ¿Qué ha pasado en este tiem- po? El Señor plantó núcleos, representaciones corporativas de Su Iglesia, primeramente en una nación y luego en otra, y por medio de la presencia de ellos la pelea estalló. Lo úni- co que Satanás estaba empeñado en hacer era expulsar aquello que inoculó su reino con el señorío del Señor, para sacarlo, romperlo, desintegrarlo de alguna manera a fin de anu- larlo, haciendo que unos se volviesen contra otros, creando divisiones - todo para arrui- nar, frustrar, destruir su representación del señorío absoluto de Cristo, neutralizarlo, ex- pulsarlo, hacer cualquier cosa para librarse de esta cosa dentro de su reino. El reino de Sa- tanás ha actuado de esta manera, como si dijera: "Mientras esta cosa esté aquí, jamás es- taremos a salvo, mientras esta cosa esté aquí, nuestro reino está dividido, no estará com- pleto: nos vamos a librar de ellos, a fin de tener nuestro reino sólido".
El objetivo de Dios es obtener dentro de las naciones, una expresión corporativa del seño- río de Su Hijo – tener Su lugar allí. No estoy diciendo que no tenemos que predicar, sí, hay que predicar, testificar, testimoniar, pero lo esencial es que el Señor esté ahí. Hay tiempos - y esto va a pasar con muchos siervos de Dios – cuando usted no puede predicar, no pue- de hacer nada, solo permanecer donde está, quedarse ahí, y las olas rompiendo contra us- ted. Esto ha ocurrido muchas veces. Antes de que se haya producido algún progreso o desarrollo, ha habido un largo período de espera en que la única pregunta ha sido: '¿Po- dremos mantener, defender nuestro terreno?". Satanás ha dicho: "¡No, si puedo evitarlo! ¡Usted va a desistir si yo puedo hacer algo al respecto!".
Todo el asunto en cuestión es el lugar del Señor entre las naciones. Israel fue constituido para esto, la Iglesia está constituida para esto. La cosa no puede hacerse con una mano, solo por individuos; ella requiere el cuerpo - los dos o tres, cuanto más mejor, siempre que esté el factor que unifica, la unidad, un ojo sencillo. Si entran motivos dobles e intere- ses personales, van a arruinarlo todo. ¿Está usted luchando una batalla en solitario? Usted necesita el cuerpo, usted necesita ayuda corporativa para pelear la batalla y mantener su terreno. Escuche, el enemigo lo va a enviar fuera a usted, si puede. Predique si puede, pe- ro si no, esto no significa que deba desistir. Hasta el Señor dice: "Yo no puedo hacer nada más aquí"; usted tiene que aguantar. ¿No conocemos los esfuerzos terribles del enemigo para expulsarnos? Muchos de ustedes han llegado muy lejos para saber lo que esto signi- fica. Si él pudiese expulsarlo, lo haría.
Pero esta es la visión - aquello para lo cual la Iglesia es constituida en relación con el Señor Jesús, de modo que, considerando el día venidero, usted se mantenga como un testigo de ese día; manténgase en las naciones para testimonio, "hasta que Él venga” para reinar, y "los reinos del mundo han venido a ser de nuestro Señor y de su Cristo" (Apocalipsis 11:15); un lugar para sus pies hasta aquel día, un altar edificado, que testifica: "Esto per- tenece al Señor: el derecho del Señor está aquí, Él lo compró”. Pero usted encontrará todo tipo de contradicción a esto, y todo tipo de ataque del enemigo para tratar de probar que el Señor no tiene nada aquí, que Él no tiene ningún lugar para poner Sus pies y que es me- jor que usted se vaya.
¿Entiende usted cuán necesario es tener visión? Usted no puede hacer la cosa por entu- siasmo - no va a durar; ni basado en la visión de otro – esto no lo sostendrá hasta el fin. ¡Usted necesita ser como Pablo, y como aquellos que "se sostuvieron como viendo al Invi- sible"; no como quien Lo vio hace mucho tiempo, sino viviendo continuamente a la luz de aquello que usted ha visto y está viendo - una luz que es siempre creciente.
La Visión es la Medida de la Vocación
Ahora bien, si todo esto es simple y elemental, es, sin embargo, básico. ¿Comprende usted que la visión del propósito pleno de Dios sobre Su Hijo, revelado en su propio corazón en sus comienzos, pero ahora cada vez más claro y pleno, es la base de la vocación? Creo que nada de lo que yo haya dicho lo hará a usted menos decidido y devoto en todas las formas sencillas de dar testimonio sobre la salvación; pero recuerde lo siguiente: para la plenitud usted necesita ver mucho más que eso. Usted irá hasta donde su visión lo lleve; por lo tan- to, todos nosotros necesitamos de aquella oración de Pablo "que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de gloria, os dé espíritu de sabiduría y de revelación en el conocimien- to de él, alumbrando los ojos de vuestro entendimiento, para que sepáis cuál es la espe- ranza a que él os ha llamado, y cuáles las riquezas de la gloria de su herencia en los santos, y cuál la supereminente grandeza de su poder para con nosotros los que creemos, según la operación del poder de su fuerza "(Efesios 1:17-19).
Esta es la visión. Y entonces, como está escrito en Isaías 25:7: "... y destruirá (literalmente, consumirá) en este monte la cubierta con que están cubiertos todos los pueblos, y el velo que cubre a todas las naciones." ¿Y esto qué significa - "este monte”? ¿Qué monte? Bien, es Sion. ¿Pero tiene este monte literal, el monte de Sion, esta roca prominente en Jerusa- lén, el haber sido siempre instrumento de remoción del velo del rostro de todos? ¡Natu- ralmente que no! ¿Qué es Sion? Sion, en la interpretación espiritual, es aquel pueblo que vive bajo la plena soberanía del Señor. Dice en el texto siguiente: "Destruirá a la muerte para siempre" (V. 8). Es a través de Su triunfo, el triunfo de Su Cruz y Resurrección, que Él viene a nosotros. "Os habéis acercado al monte de Sion" (Hebreos 12:22). Sion es el terri- torio de Su absoluto señorío, y un pueblo que vive bajo Su señorío. Entonces el velo es quitado. Lo que el Señor quiere aquí y allá, y acullá, son esos núcleos, estas pequeñas compañías de personas que viven en el beneficio de Su victoria, que viven en el beneficio de que Él haya derrotado a la muerte victoriosamente; y donde ellos estuvieren, las per- sonas van a ver; ellos serán el instrumento para quitar el velo de la faz de los pueblos.
Donde tal compañía se encuentra, allí usted ve al Señor. Cuando usted viene a tocar esas personas, usted toca la realidad.
Por lo tanto, el llamado final es que todo esté ajustado y alineado con la visión, y la única pregunta para nosotros es: ¿Están las personas viendo al Señor? No es una cuestión de si ellas están escuchando lo que hemos hablado acerca del Señor - nuestra predicación, doc- trina, interpretación - sino: ¿están ellas viendo al Señor, están ellas sintiendo al Señor, es- tán ellas encontrando al Señor? Oh, yo no pido a ustedes en sus distintas localidades que se reúnan dos o tres para el estudio de ciertas enseñanzas de la Biblia, lo que yo digo realmente es que le pidan al Señor que les constituya corporativamente en aquello que tendrá un impacto espiritual, aquello en lo cual el Señor se pueda ver, el Señor se pueda encontrar, del cual se pueda decir: «El Señor está aquí". Que esto pueda ser verdad de no- sotros, donde estemos.
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