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El Persistente Propósito de Dios

por T. Austin-Sparks

Capítulo 11 - El Altar (la Cruz), lo Rige Todo

En Ezequiel 43:13-27, tenemos el gran altar y su servicio. No vamos a leer toda la sección, sino sólo el primer versículo de este contexto: "Estas son las medidas del altar por codos (el codo de a codo y palmo menor). La base, de un codo, y de un codo el ancho; y su remate por su borde alrededor, de un palmo; este será el zócalo del altar". Luego se nos suministra más datos sobre las medidas y el ministerio. Todos entendemos que el altar en el Antiguo Testamento es siempre un tipo de la Cruz. Este altar es el lugar de todo holocausto; y esto corresponde a Hebreos, capítulo 10, donde el Señor Jesús es comparado con todo holocausto. De modo que esta mañana vamos a pensar en la centralidad y la universalidad de la Cruz.

Ahora bien, hemos visto que toda el área del templo era cuadrado. Si trazamos líneas diagonales desde cada esquina, esas líneas se encuentran en el lugar donde estaba el altar mayor. El lugar central en toda el área era el altar. Reconocerás que esto es diferente del tabernáculo en el desierto. El atrio del tabernáculo no era cuadrado, y el altar del holocausto se encontraba justo en la puerta, pero en este templo, el altar de Ezequiel se encontraba en el centro de un cuadrado. Es importante entender esto. Todas las líneas se encontraban (se cruzaban allí) en el altar, y todas las líneas salían desde el altar. El lugar central de todas las cosas era el altar.

El altar lo regía todo. El altar lo regía todo en la casa, es decir, todo lo que estaba realmente en el templo era regido por el altar. Éste gobernaba todo lo que estaba inmediatamente alrededor de la casa. Si lograras obtener un plano de toda la casa, con los diferentes trazados de toda el área, podrías ver que todos los aposentos de los sacerdotes estaban en sus alrededores, y los lugares donde eran preparadas las ofrendas, todos estaban alrededor. Todas las cosas estaban reunidas alrededor de la casa, pero cada cosa en la casa y en todo el área estaba gobernada por el altar.

Y entonces, todo el ministerio de la casa estaba gobernado por el altar. Podríamos decir que allí no había ministerio que no estuviese relacionado con el altar, y entonces más allá de la casa, y más allá del área inmediata, directo hacia toda la tierra, todo era regido por el altar.

Vamos a ver esto cuando veamos que el río, que descendía a través de toda la tierra, venía por medio del altar; pero nosotros, en nuestro estudio, regresamos primero al interior de la casa.

LA CRUZ EN SU LUGAR

Aquí tenemos una vital e importante verdad. Cuando la cruz está en su lugar con toda su amplitud, todas las demás cosas estarán en orden, y a todo lo demás le será dado su significado y su valor. Siento que no puedo decir esto con demasiada fuerza.

Estamos preocupados muy a menudo por la apariencia exterior de las cosas, con relación al orden de la Casa del Señor, acerca del ministerio de la Casa del Señor, en torno a las personas que están relacionadas con la Casa del Señor. Nosotros siempre empezamos por lo exterior. Siempre intentamos establecer un orden en la Casa de Dios. Nosotros estamos intentado organizar las personas de la mejor manera. Estamos muy preocupados por los ministros, y los ministerios. Pero si la cruz estaba realmente en su lugar con todas sus dimensiones, todas esas cosas podrían ser vistas por ellos mismos. La gente estaría bien, en lo correcto, si la cruz estuviese en su lugar. Los ministerios tendrían vida si la cruz estuviera en su lugar. El orden de la Casa sería el correcto si la cruz estuviera en su lugar. Simplemente funciona de esta manera. Si la Cruz está ubicada justamente en el centro, en toda su amplitud –y observa que este es un gran altar–, entonces todas las cosas estarán ubicadas dentro de su debido lugar, y dentro de una relación viva.

Aunque no lo diga aquí, creo que estamos en lo cierto al concluir que este altar era de bronce. El altar en el tabernáculo era de bronce; el altar en el templo de Salomón era de bronce; y creo que podemos asumir que este altar era de bronce. Ya hemos encontrado el bronce. Hemos conocido el bronce del Hombre en la puerta, y hemos dicho que con Su caña Él midió cada cosa de acuerdo con lo que Él era. El bronce es tipo de los justos juicios de Dios. Este maravilloso y grandioso altar representa la plenitud de los justos juicios de Dios. Este altar de bronce es medido por el Hombre de bronce, de modo que este altar representa los pensamientos de Dios en torno al juicio.

De este altar, donde son ofrecidos todos los holocaustos, el hombre injusto es removido completamente. En este altar de bronce se ve a un hombre convertido en cenizas. Las cenizas fueron tomadas de este altar y vaciadas en el suelo a un lado del altar. Esa es una imagen de la Mente de Dios sobre el hombre inicuo, o el hombre natural. Él se consume en el fuego del juicio de Dios, él es reducido a cenizas, y derramado sobre el terreno. Esa es la mente de Dios acerca del hombre natural. Por otro lado, es sólo el hombre justo el que puede estar aquí en la presencia de este altar. Por supuesto, esas son las dos caras de la persona y obra de el Señor Jesús. Por un lado, Él se hizo pecado por nosotros, y en esa facultad fue totalmente consumido y convertido en cenizas. Cuando él clamó, "Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?", ese fue el grito de las cenizas. Él había sido convertido en cenizas, y derramado sobre el terreno.

Pero entonces ahí estaba el otro lado de la Cruz. "Él no conoció pecado". En sí mismo, no había iniquidad, y, por tanto, Él puede pasar por el altar, Él puede vivir después del fuego. "No permitirás que tu Santo vea corrupción". Debido a que en Sí mismo no había pecado, no podía ser retenido por la muerte. Su Santa Naturaleza pudo superar todos los juicios justos de Dios. Este es el significado del altar mayor: Un hombre es llevado a un fin, y otro Hombre se encuentra en su lugar. Todo había sido juzgado en el altar. Todo es juzgado en la Cruz.

Hemos sido juzgados en la Cruz del Señor Jesús, y en nosotros mismos hemos sido llevados a un fin. Todo de lo natural ha sido juzgado y llevado a un fin en la Cruz del Señor Jesús. Es una cosa muy importante reconocer eso. Como ves, eso hace que todo sea posible. Por eso he dicho que si la cruz está en su lugar, todo lo demás estaría bien. La Casa estará correcta, es decir, la Iglesia será justa. El ministerio va a estar bien. El orden será el correcto. Tú no tendrás que ir a actuar para tratar de lograr un orden correcto. De manera espontánea eso sale de la obra de la Cruz.

Espero que esto lo hayas escrito en tu mente. Tú puede que te encuentres con trastornos en la Casa de Dios. Puedes encontrar al hombre natural en la Casa de Dios. Puedes llegar a encontrar ciertas condiciones erradas e impropias en la Casa de Dios. ¿Cómo vas a tratar con todo eso? Sólo lo podrás tratar por medio del principio de la Cruz. Tú no puedes tratar con la gente misma, no puedes hacerle frente a las cosas mismas; pero si sólo puedes llevar a la cruz esa situación, eso ha resuelto todo el problema. Eso es así. No debemos empezar desde el exterior. No debemos empezar con las personas, no debemos comenzar con el orden de la Casa del Señor, no comencemos con el ministerio. Empezaremos con la cruz. Y si la gente sólo ve la cruz, todo lo demás se pondría bien. Todo es juzgado por la Cruz.

La cruz en Romanos. La Carta a los Romanos es el mensaje de la Cruz en su plena medida. En esa carta a los Romanos, tú ves la gran medida de la Cruz. Ahí la Cruz comprende todas las cosas. Trae a toda la raza de Adán a un fin, y comienza una raza enteramente nueva en Cristo resucitado. Es muy impresionante que la primera de las cartas del Nuevo Testamento debiera poner la cruz justo ahí en su medida plena. Todos vosotros sabéis que la carta a los Romanos no fue la primera carta escrita por Pablo, pero el Espíritu Santo la quiso poner en primer lugar, en esa disposición. Creo que el Espíritu Santo tuvo algo que ver con la disposición de los libros en el Nuevo Testamento, y en Su disposición soberana de este libro, Él ha puesto el altar de su justa plenitud al principio. Bueno, por supuesto, tú tienes que recordar todo lo que sabes acerca de la Carta a los Romanos para ver eso.

La cruz en 1 Corintios. En la primera Carta a los Corintios, la Cruz se aplica al hombre natural y carnal dentro de la Iglesia. El hombre natural y carnal ha llegado a donde no tiene derecho a estar. Este hombre inicuo se ha deslizado por la puerta, de modo que el apóstol trae a Cristo crucificado en contra del hombre natural y carnal. La Cruz en la primera carta de Pablo a los Corintios tenía que ver con este hombre, no fuera de la Iglesia como en Romanos, sino dentro de la Iglesia.

La cruz en 2 Corintios. La segunda carta a los Corintios establece la Cruz con relación al ministerio. Esta carta nos muestra que el ministerio fluye de un vaso roto y humillado. Sólo puedo decir estas cosas y olvidar por el momento la explicación completa de eso.

La cruz en Gálatas. En la Carta a los Gálatas, la Cruz es derribada al introducir al cristianismo en un sistema legalista, y llevar a los cristianos a la esclavitud. Cuán enérgico es el apóstol en esa carta, pero mira cómo él utiliza la Cruz. Él usa la Cruz tremendamente en contra de ese esfuerzo por llevar al cristianismo a un sistema legalista, e introducir a los creyentes de nuevo en la esclavitud.

La cruz en Efesios. En la Carta a los Efesios, la obra de la Cruz es poner a la Iglesia en el terreno celestial. La Cruz en Efesios corta completamente a la Iglesia de todo el ámbito terrenal. Pone a la Iglesia fuera del tiempo. Pone a la Iglesia fuera del mundo.

La cruz en Filipenses. En la Carta a los Filipenses, la Cruz es aplicada a lo que altera el equilibrio de la gente del Señor. Hay una dislocación dolorosa dentro de la Iglesia. Hay un punto donde las cosas son infaustas, y eso se debe al interés y al orgullo personal. Algunas personas no dejarán a un lado sus intereses personales. Algunas personas no dejarán a un lado su orgullo. Ellos han sido ofendidos, y no van a perdonar. De modo que el apóstol lleva la cruz a ese escenario, frente a esta discordia y dislocación, y señala que si sólo la Cruz obrase en esas vidas, todo quedaría solucionado.

La cruz en Colosenses. La Carta a los Colosenses. Esta carta muestra que la Cruz libera de toda falsa espiritualidad. La Cruz deja de lado todo lo que es mero misticismo, y todo eso haría de Cristo menos de lo que Él es.

La cruz en Tesalonicenses. Luego tenemos las Cartas a los Tesalonicenses. Aquí la cruz es la fuerza para el sufrimiento; una fuente de inspiración para la venida del Señor. Ahí puede que no se diga mucho sobre la realidad de la Cruz, pero el principio de estas cartas es el principio de la Cruz. La gente estaba sufriendo por causa de Cristo. Estaban sufriendo la pérdida de todas las cosas, y habían pensado que el Señor habría podido venir a liberarlos, y el Señor está demorando Su próxima venida. De modo que el apóstol les dice que sus sufrimientos serán tratados en la venida del Señor en gloria. Los sufrimientos del sufrimiento de Cristo. Ellos están sufriendo por causa de Cristo; es la comunión en la Cruz, pero los sufrimientos se convertirán y convertidos en gloria. El Señor viene, y entonces todo irá bien. La Cruz tiene un mensaje muy real para los creyentes que sufren. Y entonces, justo concluiremos con la Carta a los Hebreos.

La cruz en Hebreos. En la Carta a los Hebreos, la cruz muestra cómo todo es llevado a la plenitud y la finalidad. Ahora, todo esto se refiere a la Casa en su interior. Esto se refiere a la conducta. Toca el carácter. Toca el orden. Toca el ministerio. Si la Cruz está en su lugar, todo va a ser eficaz y efectivo.

Ahora no tengo que darte alguna enseñanza de la Biblia. La cruz es la clave de todo. Entonces, lo que es cierto en el interior, también es cierto en el exterior. Es la cruz la que efectúa toda la gama de influencia de la Iglesia. El río viene por el camino de la Cruz, es decir, la influencia que sale del santuario hacia toda la tierra. Es la cruz la que le da eficacia al ministerio para todo el mundo. De modo que los apóstoles predicaron en todas partes a Cristo crucificado.

LA CRUZ ES LA DEFENSA CONTRA EL MUNDO

Y luego tomamos nota de otra cosa, el altar fue la gran defensiva contra el enemigo. Si nos fijamos en el libro de Esdras 3:3, encontramos esto: "Y colocaron el altar sobre su base, porque tenían miedo de los pueblos de las tierras ..." Porque tenían miedo de los pueblos de las tierras que moraban en torno a ellos, pusieron el altar en su lugar. La Cruz es una gran defensa; la Cruz nos defiende del mundo. El mundo es el gran enemigo de la Iglesia. El espíritu del mundo siempre ha sido el gran enemigo de la Iglesia. Satanás siempre ha tratado de conseguir que el mundo penetre en la Iglesia para destruir a la Iglesia y su ministerio, para destruir la influencia de la Iglesia en el mundo. Es un movimiento muy inteligente y sutil del enemigo a fin de destruir la influencia de la Iglesia en el mundo, trayendo el mundo a la Iglesia. Pablo dijo: "Lejos esté de mí gloriarme, sino en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por quien el mundo me es crucificado a mí, y yo al mundo" (Gálatas 6:14).

Un pueblo verdaderamente crucificado nunca está en peligro del mundo. Es sólo cuando la cruz no ha hecho su obra que el mundo tiene un lugar. El mundo no tiene lugar en un hombre crucificado o en una mujer crucificada, o una congregación de creyentes crucificados. La Cruz es una gran defensa contra el mundo. Si tú deseas mantenerte fuera del mundo, pon la cruz en su lugar. Si la Cruz está verdaderamente en su lugar en plenitud, todo lo demás vendrá en orden. La cruz es la gran defensiva contra el mundo. La cruz hace que todo sea seguro; hace que todo esté seguro para el Señor.

Como ves, el Señor quiere comprometerse Él mismo. Quiere confiarse a Sí mismo a Su pueblo, pero si la obra de la cruz no está ahí, el Señor no puede confiarse a Sí mismo a ellos. El Señor dice: "No es seguro para Mí darme allí, o que debiera participar en la condición de un crucificado". La Cruz hace que todo sea seguro para el Señor, y la Cruz hace que todo sea seguro para la Iglesia. Si la obra de la Cruz en realidad está en todos nosotros, podemos confiar los unos en los otros. Es bastante seguro confiarte a ti mismo a un hombre o mujer crucificados.

Ahora cierro esta mañana haciendo hincapié en que la Cruz no es una doctrina para ser enseñada. No es un tema para ser predicado. Por supuesto, deberá ser enseñada, y será predicada. Pero, en primer lugar, no es sólo un tema para ser enseñado. No es sólo una doctrina. La cruz es poder. La Cruz es una experiencia. La cruz es un acontecimiento en nuestras vidas. La Cruz es una crisis. La Cruz es una revolución. La cruz es un terremoto. Hubo un terremoto cuando Jesús fue crucificado. Si la Cruz entra en nuestras vidas, habrá un terremoto. Todo se agitará, todo se volcará. La cruz es un terremoto. Es algo tremendo. La cruz no es sólo una teoría, no es sólo una doctrina: La cruz lo gobierna todo. Bueno, ese es nuestro mensaje sobre la importancia y la universalidad de la Cruz.

El Señor nos conceda a todos, hombres y mujeres, ser crucificados. Que las asambleas a las que pertenecemos, puedan ser asambleas crucificadas. El Señor nos conceda que toda Su Iglesia pueda ver y tenga visión del significado de la Cruz.

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